A la guerra no...

    04 oct 2025 / 10:48 H.
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    A la guerra no le canto. Le canto a la paz y a la esperanza. Le canto al niño que, sentado en la esquina del conflicto, mira al mundo con ojos desolados y amoratados. Hay un tremendo caos en la herida del desastre. No termina de cicatrizar. A la guerra, tolerancia cero. Le canto al desamparo del hombre que, sumido en la más terrible oscuridad, abre los ojos a la vida mientras espera un rayo de luz entre tanta angustia. Siempre la paz es el camino porque sin paz no hay pan y sin pan, definitivamente, la paz no llega. No llega tampoco la necesaria ayuda si se obstaculiza la entrada de esta. Crueles hombres que gobiernan el mundo. Crueles guerras y crueles tiempos que acaban con la vida de demasiados inocentes. Todo un pueblo abatido por la inhumanidad más despiadada. Las guerras, innecesarias como ellas mismas, las carga el diablo. ¡Cuántas almas se llevan las guerras! ¡Cuántas! Tristes y tristes guerras, como bien versaba Hernández. A la guerra no le canto. Le canto a la paz y a la esperanza. Le canto a la niña que, sentada en las rodillas de su madre, espera dar sus primeros pasos por un camino cargado de futuro y de esperanza. Le canto a la paz que, desgraciadamente, no llega. A la guerra no le canto. No.

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