Desperdicios

    08 feb 2021 / 13:50 H.
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    Algunas personas han perdido la fe en el amor. Todavía creen en algunos políticos; en dioses que pululan en limbos condensados en la imaginación; en dietas milagrosas que en la mayoría de los casos solo adelgazan el ánimo; en el azar; las cartas del tarot; las líneas de las manos; los posos del café... Son personas capaces de beber en ayunas un vaso de agua tibia con medio limón exprimido o acudir a un gimnasio tres o cuatro tardes por semana y salir a correr las otras tres o cuatro tardes de la semana. Personas que una noche cualquiera se detienen a mirar hacia arriba para admirar Orión, la Osa Mayor, la Menor y a Venus resplandeciendo como Sofía Loren en “Ayer, hoy y mañana” y que, sin embargo, no tiemblan ante los ojos, la boca, la espalda o el culo de otro o de otra. Personas que se levantan para ir a trabajar, que van al baño, comen, se duchan, respiran; personas normales que no tienen una antena en la cabeza ni un botón en la chepa, que podríamos ser tú o yo, incluso más bonitas que tú y que yo, mucho más, de las que provocan que nos demos de bruces contra el poste de una señal de tráfico porque resulta imposible no mirarlas al pasar. Completamente imposible. Pero no creen en el amor. Las jodidas no lo hacen, ¡no saben hacerlo! Qué desperdicio de vida, por Dios.

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