Un 8M diferente

    10 mar 2025 / 08:59 H.
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    Ayer, las mujeres volvieron a las calles para reivindicar lo que en justicia les pertenece y la sociedad, en general, les adeuda: igualdad a todos los niveles. Estaban las feministas de verdad y las que, muy “pro woke”, hicieron leyes que consiguieron el efecto contrario, o lo que es peor, predicaron y gritaron su feminismo radical mientras amparaban o miraban para otro lado ante las denuncias de maltrato, humillación y agresiones sexuales ejercidas por miembros destacados de sus formaciones. El caso Errejón primero, y más reciente el que acusa a Monedero, ponen al descubierto aquello de que predicar no es lo mismo que dar trigo. Hasta en el caso Ábalos aparece esa vitola de machismo nauseabundo que ejercía mientras se acompañaba de señoritas que, pagadas con dinero público, disimulaban su quehacer complaciente colocadas en empresas del Estado a las que ni siquiera acudían. Creo que ayer a muchas y muchos se les debió caer la venda que les hacía ver la realidad. Por eso, este 8M ha sido sin duda diferente. Tanto que en muchas ciudades se han celebrado dos manifestaciones que evidencian la división dentro del propio feminismo. Algo como lo que le ocurre al país en el resto de ámbitos.



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