Tiene el calor, la felicidad

    21 jul 2024 / 09:10 H.
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    Como tantos otros que habitamos el valle del Guadalquivir, prefiero el invierno al verano, por mucho que se acorten los días o molesten las estufas en las terrazas de los bares. Prefiero el frío de estos inviernos, suave, con paseos concurridos al atardecer, que el calor que nos enclaustra y aísla de amigos bajo las rejillas del aire acondicionado. Me he llegado a emocionar una mañana de agosto, sentado en el porche de una casita en Asturias, viendo llover, con vaqueros y sudadera, dispuesto a devorar desayuno y libro.

    Resulta evidente que nos atrae aquello diferente a lo que tenemos. Prueba de ello es que esta calurosa Jaén ha alcanzado su mejor año de alojamientos turísticos en 2023. Se han hospedado en nuestra provincia más turistas que personas la habitamos (713.778/620.242) evolución al alza de los primeros, y a la baja de los segundos. Y una gran parte de estos decidieron disfrutar sus vacaciones en este Paraíso Interior, en esta Suiza Andaluza. Muchos de ellos se estremecieron caminando al amanecer por un campo de olivos, cerraron sus ojos para sentir con intensidad esa cucharada de pipirrana, o trasnocharon hasta el alba empapados en los jugos de los festivales de verano. La clave de unas buenas vacaciones está en buscar la felicidad encendiendo luces, o apagándolas, convencidos de que ese cambio de brillo nos dará la paz.

    La distribución de estos viajeros en la provincia de Jaén a lo largo del año es homogénea, lo que nos aleja de un destino de temporada baja o alta, con demanda similar de habas en agosto o de alcaparrones en abril. Se trata de un riego por goteo continuo que acompasa oferta y demanda, y facilita la rentabilidad de unos y la satisfacción de otros.

    Parte del éxito en los destinos turísticos de interior va a depender de una oferta orientada hacia la vivencia de experiencias inolvidables. Según las últimas tendencias, muchos viajeros se sienten tanto más atraídos al lanzarse por una tirolina que bajo la bóveda de una catedral, por muy exclusiva que nos parezca la nuestra, o con una foto bajo un olivo junto a un castillo iluminado, que ante una escultura íbera de hace 2.500 años. En definitiva, se trata de ofertar todas aquellas experiencias emocionales cuya imagen fuera susceptible de atraer “likes” en las redes sociales. En Jaén, en el periodo 2019-23 la evolución de viajeros ha sido positiva (+2,09%) a diferencia de otras provincias de interior, Córdoba (-8,03%), Valladolid (-7,83%) o Granada (-16,27%).

    Otro de los factores claves para el éxito de nuestro sector turístico es la atracción que resulta posicionarnos como alternativa al turismo masificado. El perfil del viajero que nos visita es aquél que huye de destinos tipo parques temáticos, ya sea de sol y playa, donde se disputan el usufructo de un metro cuadrado de arena a las ocho de la mañana, u oleadas de cruceristas arrasando ciudades sin perder de vista la banderita del guía y la hora del reloj. Somos muchos los que prefieren bañarse en una playa de interior con bandera azul, en silencio cazar con tu cámara de fotos un lince o un águila real, o charlar con tu guía en un grupo reducido de turistas, compartir con ellos, al final del recorrido, unas cañas con tapa.

    Sigo pensando en la tirolina. Una gran tirolina, desde el Castillo al Seminario.



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