Se fueron los plomos
Cuando los mayores éramos niños si se iba la luz usábamos la frase “ se han ido los plomos” que era algo tan simple como dos hilillos de cobre atados a una placa de porcelana. Años después una clavija que baja de su lugar habitual nos indica que varios electrodomésticos funcionando a la vez sobrecargan la tensión y plof... unos minutos sin luz. Y el lunes, en la era de Internet y de la inteligencia artificial, en la hora del sumun de energías al país se le funden los plomos y en unas horas sin móvil, sin gasolineras, sin semáforos, con el frigo en vías de descomposición, y con dinero de plástico inservible nos dimos cuenta de la fragilidad en la que habitamos. No sabemos, ni quién debería saber lo sabe, lo que ha ocurrido. Lo único que sabemos con certeza es que, como siempre, los políticos culpan siempre al de enfrente. Lo demás, que si las renovables, que si Repsol avisó unos días antes de graves fallos y la lectura de cientos de opiniones de expertos no han servido a día de hoy para contestar a lo más sencillo: por qué pasó, quién asume la responsabilidad y si estamos en peligro de que vuelva a ocurrir. Y para estas preguntas volvemos a tener apagón total.