Pajas mentales

25 may 2020 / 16:42 H.
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Durante la siesta he soñado que me daba un baño en plan peli. Todo de maravilla: con velas, espuma, sales y en artesa grande, como para dos o tres. Y me he despertado con muchas ganas de una ducha, la realidad a la que llego en la casa que habito. Se puede considerar una paja mental en toda regla, ¿verdad? Lo es y lo asumo sin problema, a otra cosa mariposa. Me escuece que no lo hagan los que se manifiestan por la libertad de movimiento que nos ha arrebatado esta pandemia, su incapacidad para asumir la importancia mayúscula de las medidas de confinamiento adoptadas, su falta de empatía con los que han perdido y hacen cola para apañar unos paquetes de pasta, arroz y legumbres. Esta historia solo puede acabar tras 1001 prórrogas, tantas como necesite un empate. Imaginar, después de esto, un futuro con vencidos, nos debe helar el alma y servir acaso como impulso para engullir el dogma del amor al prójimo desde el colectivo abstracto que conformamos, en el que la caridad se erija en la excepción y la igualdad de oportunidades en la norma; comprender, de una maldita vez, que esto no va de Madrid Barça, Sevilla Betis, derecha Izquierda o norte y sur, sino de buenas o malas personas.

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