Olvidar y aprender

    27 dic 2020 / 16:39 H.
    Ver comentarios

    De marzo acá no se puede afirmar que hayamos tenido una sola buena noche y mucho menos una Navidad con Nochebuena. No pudo serla si hubo sillas vacías, lágrimas regando el mantel, viandas con envoltorio de colas de hambre, parados sin horizonte, comerciantes con la persiana bajada,abuelos que han tenido su hora en la segunda ola (un abrazo Jose Luis) y jóvenes que intentan atisbar lo que les aguarda en breve. Cerramos un año para olvidar pero no debemos sustraernos a su enseñanza: que nada volverá a ser igual. No habrá tumulto de besos ni golpes de abrazos y seguiremos adornados en el carnaval de la máscara mirándonos de reojo.Sobrarán tiendas y empresas y ocios y empleos. Bajaremos los escalones del sótano que nos sumergirá en otra forma de vida menos ruidosa en la que serán escasas las sonrisas y los proyectos se harán gélidos propósitos difuminados en cuadernos desvaidos.Y aún así, seguiremos viviendo o mal viviendo que es una forma más de muerte prematura. Sobre todo si antes estuvimos instalados en la comodidad y el confort. Ahora que esa horrible palabra, resiliencia, se ha puesto de moda hay que agarrarse a su posible interpretación :resistir con entereza para aprender que no podemos perder la esperanza.

    Articulistas