Montoro: ¿Otro más?

Salvaguardando la presunción de inocencia, el cambileño Cristóbal Montoro parece que también va a formar parte de la larga pléyade de políticos trincones. En su día, junto a unos cuantos colegas, fundó una empresa que como las de otros hombres expúblicos, léase Zarrías, Alonso, Pepiño Blanco que ahora recuerde, se dedicaban al lucrativo oficio de asesorar, mediar e influir entre empresas y la Administración para realizar obras o servicios públicos. Nada ilegal, por supuesto, pero no exento de las suspicacias que tal menester suscita. Montoro, rizando el rizo, en su etapa de ministro de Hacienda, bajó impuestos y promocionó leyes que beneficiaban a sectores gasísticos, tabaqueros o de diversa índole a los que su despacho profesional facturaba sus servicios o aceptaba “donativos” en metálico que se repartían los socios y el propio Montoro que, para disimular, según parece, vendió sus acciones para quedar al margen. Un juez de Tarragona, tras ocho años de secreta investigación, ha descubierto el pastel. Pasmado, oigo decir a unos que Feijóo debe asumir responsabilidades y a otros recordar a Sánchez, por poner un ejemplo, su culpa en el tema de los Eres. Esto es lo que dan de si nuestros políticos.