Ministros de T.B.O.

    29 ene 2017 / 11:07 H.

    Existen ministros en los gobiernos últimos españoles cuyos nombramientos pueden ser achacados a todo menos al sentido común del gobernante de turno que es quién los nombra. Así tenemos recientemente al responsable para los Asuntos Exteriores de España que ya ha empezado a ganarse un gran premio a la estupidez y a las declaraciones más disparatadas. Como las relaciones con los demás países dependan de sus decisiones y opiniones, yo le auguro un breve porvenir si persiste en el “disparate” como estandarte nacional. Parece que el Ministerio de Asuntos Exteriores es el lugar de desembarco de pintorescos personajes como Morán (el ministro que más chistes concitó), Moratinos (iba a arreglar el problema de los palestinos), Marguis (nombre para los íntimos) inventor de la Marca España (menuda estupidez para nombrar los no sé qué), etc. y, actualmente, un tal Alfonso Dastis, persona que por su curriculum ha debido tener amplia experiencia en el extranjero pero no como “temporero de la vid” en Francia, “minero” en Alemania, “camarero” en los Países Bajos, “albañil” en Italia, “vendedor de hamburguesas” en los Estados Unidos etc. y otras ocupaciones en diferentes países, regresando a España “enriquecido” por las diversas culturas, habilidades y aptitudes que ha desarrollado con una salud perfecta. El mismo se pone como modelo de los que “voluntariamente” eligen desarrollar su trabajo en el extranjero para mantener a sí mismo y a su familia. Las penalidades sin cuento son reales para los emigrantes que a su vuelta a España vienen enfermos o con ahorros insuficientes ya que la Unión Europea está sirviendo para paraíso del capitalismo más excluyente y para “engendrar” una serie de instituciones dirigidas, en bastantes casos, por “chorizos encorbatados” perceptores de emolumentos comparables a los de Julio Iglesias, con trabajos tan penosos como alzar los brazos en las votaciones sobre asuntos que, en numerosos casos, sirven para hacer más pobres y con menos derechos a los ciudadanos europeos. Tienen la falta de sensibilidad que caracteriza a nuestros últimos gobernantes. Este “payo” de reconocido prestigio debía haber empleado el sentido común y exigir a sus colaboradores las estadísticas sobre los que marchan al extranjero voluntaria o involuntariamente. Ni siquiera vale ni como árbitro de fútbol pues éstos lo primero que aprenden a valorar son las infracciones en función del grado de voluntariedad. ¡Si Tayllerand o Kissinger, históricos embajadores entre otros especialistas en Asuntos Exteriores, levantaran la cabeza seguro que felicitarían a Rajoy por su elección!