Leviatán

    08 sep 2022 / 16:54 H.
    Ver comentarios

    Cuando el enfermo pudo hablar, preguntó: Padre ¿es usted consciente de lo que está ocurriendo? ¡Claro, hijo! El sacerdote portaba los ornamentos de la santa unción, pero al persignarse tomó la figura del diablo. Aunque cerró fuertemente los ojos, el enfermo continuó viendo a satanás. “Estoy contigo —afirmó éste— dentro de ti, desde el principio de los tiempos; y, aunque no quieras, me estarás viendo siempre. ¡En múltiples ocasiones hemos dado culto al dueño y señor de las tinieblas” El paciente entró en crisis. Buscó con la mirada a su familia. Estaban en torno a la cabecera de la cama desde que el doctor anunció que el desenlace era inminente. No vio a nadie. Solo percibía siluetas, sombras de gente que permanecía quieta y en silencio ¿Qué podía hacer? ¿Podría invocar al Dios verdadero? El diablo percibió el secreto propósito de la víctima y detuvo la ceremonia “¿Qué ocurre, padre?” “No, nada. Se me quedó la boca seca: traed un poco de agua y continuamos la unción” Los nietos del paciente ofrecieron un vaso de agua al cura, y otro al abuelo. La posesión diabólica liberó al sacerdote. El enfermo recuperó la vista, la respiración dejó de ser fatigosa ¡El maligno huye de los niños!

    Articulistas