La reforma de las pensiones

02 abr 2023 / 09:00 H.
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A lo largo de la vida laboral, a través de nuestras cotizaciones, contribuimos a un sistema que nos permitirá la percepción de una pensión económica cuando llegue la jubilación. Este producto “cuasi-financiero” asegura la percepción de rentas en una fase económicamente improductiva facilitando el relevo generacional en el mercado laboral. Sin embargo, la evolución de la demografía de las últimas décadas nos genera dudas sobre la sostenibilidad de este sistema. El gran boom de la natalidad llegó en la década de los 60 y los 70 en España donde nacieron 15 millones de niños, una cifra similar a los nacidos en las últimas cuatro décadas. Este boom demográfico se dejó notar allá por donde crecían estos niños.
Déficit de infraestructuras educativas que exigieron el concierto con entidades privadas de enseñanza, excedentes de cupo en un servicio militar que luego suprimieron, clases en las escaleras de inmensas aulas universitarias, reservas en salones de boda con años de antelación, y no hace mucho, una inmensa burbuja inmobiliaria cuando esta generación quiso buscar un hogar para independizarse. Las expectativas para los próximos años será la llegada de este ancho de la pirámide de la edad a la fase de beneficiarios de pensiones, y que habrá de ser financiada por un tramo más estrecho de activos en edad de trabajar. Se hacen necesarias reformas que ayuden a la
sostenibilidad de este plan.

El pasado jueves, en un acto organizado por el Colegio de Economistas de Jaén, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá presentó la reforma que proporcionará sostenibilidad y solidaridad al sistema de pensiones en España. Presume esta reforma de sostenibilidad con herramientas correctoras que permitirían satisfacer los compromisos de pago con la vista puesta en el año con más necesidades, según los modelos econométricos, el 2047. Debería complementarse esta reforma con medidas que favorezcan la consecución de estos objetivos, en particular asegurarse el crecimiento de nuestro Producto Interior Bruto. No hay mayor fuente de financiación de nuestro sistema público que el empleo y para ello debemos contribuir a la competitividad del tejido productivo y al aumento de la productividad. En el futuro inmediato se esperan grandes avances tecnológicos que podrían alterar la estabilidad de los modelos econométricos locales.

La llegada de la robotización y la inteligencia artificial pueden ser una oportunidad o una amenaza dependiendo de dónde se ubiquen estos centros generadores de riqueza y por tanto de cotización. Nuestro sistema de pensiones será más sostenible en la medida en que nuestro país lidere estos grandes avances tecnológicos, mucho más que la implantación de herramientas que corrigen la recaudación aumentando la cotización y por tanto encareciendo el empleo.

Nos enfrentamos a un futuro en el que grandes compañías privadas tendrán más poder que los propios estados y estas no entienden de solidaridad
generacional y menos aún territorial. Debemos trabajar armonizando estas
reformas con el resto de los países de
la Unión Europea y evitar que unos listos atraigan PIB con políticas frugales y a otros se nos quede la cara de tontos endeudados.

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