La figura de Paquito

    16 jun 2022 / 16:30 H.
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    Paquito regulaba el tráfico de los convoyes, tanto en sentido ascendente como descendente. Cuando llegaba a sus oídos el silbato del tren, y percibía el leve estremecimiento de los hierros echando a andar, entonces Paquito se apresuraba muy nervioso a autorizar la maniobra de salida. Alzaba el banderín tan alto y con tantas veras que subía los hombros, los tirantes y los pantalones, poniendo a la vista los calcetines con algún agujero, y las botas ¡puro remiendo! que el zapatero nunca quiso cobrarle. Si él no autorizara la marcha —pensaba Paquito— el tráfico colapsaría. El propio don Olegario Pocopelos, jefe de los municipales, había dicho a Paquito, muy en secreto y en estricta confianza, poniéndole sobre aviso y por su propio bien... que si el tráfico ferroviario colapsaba ¡Dios no lo permita, Paquito! entonces —afirmaba don Olegario— lo llamarían al Cuartelillo, a que diera las explicaciones del caso ¿y qué iba a decir Paquito? Así que no pasaba tren, ya fuera de mercancías o de pasajeros, diurno o nocturno, que no transitara por sus propios railes, con el semáforo en verde (regulado desde Alcázar de San Juan y Córdoba) y ¡sobre todo! sin el permiso de Paquito el ferroviario.

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