Jaén existe

16 nov 2019 / 11:34 H.
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Los analistas de los últimos resultados electorales parecen coincidir en una cosa, y es que después de cuatro elecciones en cuatro años, España es ingobernable. En apenas diez años se ha roto el bipartidismo, y la representación del hemiciclo ha pasado de dos colores bien diferenciados a un abanico que parece el pantone de muestras de colores que se utilizan en la decoración del hogar. Cuando la Constitución se diseñó en época de la transición no se esperaba que llegara esta irrupción de partidos cada uno con una idea de ver las cosas diametralmente distinta a los demás. En aquel momento no se valoró la necesidad de una segunda vuelta de elecciones generales en las que se eligiera el gobierno entre los dos candidatos más votados. En una segunda ronda los votantes cuya preferencia política hubiera resultado eliminada quedarían abocados a reorientar el sentido de su elección. De haber tenido una segunda vuelta presidencial ya nos habríamos ahorrado al menos un viaje a las urnas. Este sistema, denominado de balotaje, permite medir la fuerza de los candidatos y al mismo tiempo el voto estratégico del electorado como la coordinación entre los partidos. En Francia se impuso por primera vez en 1852 y desde entonces se les ha de reconocer que han evitado regionalismos estériles y hoy, el país vecino, goza de un centralismo envidiable. Se ha comprobado que repetir las elecciones provoca un bucle que nos engulle y nos paraliza poniendo en ridículo a una clase política, ya de por sí vituperada, que es incapaz de llegar a acuerdos que generan estabilidad para sostener un ejecutivo.

En este panorama multicolor surge con fuerza la reivindicación territorial de Teruel Existe. No reivindican una nación, ni el derecho de autodeterminación, ni tan siquiera son partido político en sí, sino que se trata de una plataforma ciudadana plural, independiente que reivindica inversiones e infraestructuras que permitan la despoblación de la provincia pidiendo un trato justo e igualitario. En cierta medida, este movimiento responde al hartazgo por tanto abandono y desinterés a pesar de la lealtad de su electorado a los partidos convencionales, y lo hacen con la misma estrategia con que lo llevan haciendo los que han contribuido a la divergencia entre las comunidades. Codiciosos y ególatras líderes con el traje de nacionalistas que llevan manejando los hilos de este país desde hace décadas, y que lejos de provocar un crecimiento homogéneo se mantienen en la mesa con el único propósito de hacerse más ricos a costa de los pobres. En Teruel esta plataforma ha ganado las elecciones, y en la capital ha arrasado con casi la mitad de los votos. Un diputado más entre los 350 del hemiciclo del congreso, un problema más para quien quiera formar gobierno, que ahora seguro se le escuchará con más atención a la hora de reivindicar las peticiones de los suyos, y todo ello sin perder la lealtad a su país. La experiencia turolense obliga a pensar en la técnica empresarial del benchmarking a la provincia de Jaén.

¿Sería posible replicar este método vía contagio teniendo en cuenta que las circunstancias que han empujado a los maños son similares a las de nuestra provincia? Mucho me temo que no todas las iniciativas sean comparables y que las dificultades serían monumentales teniendo en cuenta la lealtad tradicional con la que el electorado ha apoyado a sus partidos. De una forma u otra es muy loable reivindicar que Jaén existe, o que Jaén, merece más.

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