Hipitanos

10 feb 2020 / 08:44 H.
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1 de marzo de 2011 a orillas del Madera: nadie en La Conquista, Pedro y Toñi en Maja Oscura, Kathy y Mohamed en Chanfarinas, custodiando el Museo del Alma Serrana, para sorpresa de aquellos visitantes que no tienen idea del territorio en el que se encuentran; a Laso lo recuerdo entonces en Uruguay, puede que me equivoque. En Los Anchos: Benita, Gervasio, Miguelón, Andrés y Francisco, el pastor, que va y viene cada día; Wolfram y Luis en Prado Maguillo; Joaquín y María José en la Cañada del Saucar. En Venta Rampias dormimos Paco y yo; Adolfo y Ramón en los Prados de la Presa; tal vez Jorge en Arroyo Maguillo, tal vez. Kino y Lola en la Huelga de las Vigas; Consuelo y Manolo en los Espinos; David y Chari en las Alegas; Pedro y Teodora (desde aquí toda mi admiración, sois los mejores) en Río Madera; Emilia en Arroyo Canales. Se me olvida alguien seguro. Lo siento, mil perdones. No sé de cuántos kilómetros estoy hablando. Demasiados, en cualquier caso. Antes, en la segunda mitad del siglo XX, había una escuela y un autobús que conectaba con el mundo, más de mil personas, Adolfo dice que como 50 solo en los Pedroches. Todos se fueron, la mayoría cerca del Mediterráneo, entre Girona y Valencia. ¿Qué habría sido de este pedazo de la Sierra de Segura sin los hipitanos? Gracias por tanto Manolo, Consuelo, Kino, Lola, Julian, Concha, Adolfo, Teodoro... Buen viaje, Wolfram. Te queremos.

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