Gregoria

En la llanura hay muchas velas y se desdibujan siluetas saltando. Son hombres y mujeres con máscaras y abalorios de colores, que danzan en honor de los muertos. Éstos andan ocultos entre las máscaras, pero, si pronuncias su nombre en alta voz, desaparecen convertidos en hilos entreverados de sombras y humo. La tumba de Gregoria Camacho está en un rincón aparte, lejos de los parvularios y angelorios, que es donde descansan los niños muertos. Alguien dejó el cadáver de Gregoria sobre la cancela herrumbrosa del Cementerio. Parecía como si durmiera así tal como estaba, echada en el suelo, el hombro sobre los hierros. El enterrador la metió dentro. Cavó una fosa honda para ella, persignándose antes de cubrirla de tierra. Le puso una losa de mármol blanco con la imagen de las Angustias, que amaneció quebrada. Repitió con un Cristo muy venerado, que apareció roto. Puso una calavera y dos huesos cruzados ¡y allí están como el primer día! Los jueves el enterrador recoge temprano y se retira. Son días de cábala. Vienen brujos a hacer culto y maleficios sobre la tumba de Gregoria, porque, viva o muerta, Gregoria Camacho es bruja principal. El enterrador no quiere inmiscuirse en esos asuntos.