En la piel de Peal

Me apena el doble dolor de la actualidad de Peal. Una chica fallecida en trágico accidente y el asesinato alevoso de un joven apuñalado en la puerta de una discoteca mientras hacía su trabajo son demasiado trago amargo para un pueblo de cinco mil vecinos. Los hechos me retrotraen a muchos años atrás cuando en Martos, en otra noche cálida y sin ningún rasguño, también se alteró la convivencia entre habitantes de distinto color de piel y de formas diversas de vida que desembocaron en la quema de viviendas y el exilio de parte de la minoría gitana. Se dijo que jamás podrían justificarse deplorables sucesos si bien existían razones que los hacían entendibles dado que el grado de inconvivencia nunca fue atajado. Por ello a esa minoría de exaltados que incendian viviendas y vehículos de las familias de los detenidos cabe sólo hacerles una pregunta: ¿habrían actuado igual si los detenidos fueran payos?, ¿ o se habrían compadecido con esas familias por el dolor que les sobrevenía al tener a sus hijos acusados de asesinato? Metan la mano en su pecho, respóndanse con sinceridad y dejen hacer su trabajo a la Justicia. Y hagan ustedes el suyo recordando a los fallecidos y llorando su ausencia.