El sistema educativo

    05 dic 2016 / 11:59 H.

    Se nos enseña según un programa que excluye aquello que sobre. Un tornero ajusta la pieza y un hematólogo trata dolencias de la sangre. ¡Y para usted de contar!. Cuanto menos sepan de otras banalidades, mejor que mejor. Las Universidades elaboran amanuenses en lo suyo, y analfabetos en lo otro. La especialización que tantos progresos aporta convierte a la persona en una simple máquina de hacer cosas. El hombre no tiene una formación que abarque parejamente humanidades y ciencias. En el Renacimiento, era el ombligo del mundo. Ahora es un simple útil, tanto más útil y remunerado cuánto más y mejor sirva al fin que se le asigna. Que sepa de lo suyo cuanto más mejor. De lo demás poco o nada; porque lo demás no le importa. Se trata de que goce del paraíso; pero que no cate la fruta del árbol de la ciencia. ¿Qué les importará al tornero o al hematólogo la Ley Corcuera o la Ley Mordaza?. Este es el momento de que el Legislador oriente adecuadamente la Norma de Educación y Universidades que se fragua en el Congreso.