El hundimiento

    25 abr 2022 / 16:33 H.
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    Estoy releyendo “Ordesa”, de Manuel Vilas. Una maravilla; tal vez porque he entrado en ella pensando que ya me la sé y sin esperar grandes sorpresas, me está cautivando más que en la primera lectura. Y, cuando la acabe, me gustaría dar paso a “El hundimiento”, también de Manuel Vilas, porque tengo la impresión de que existe un hilo irrompible entre ambos libros. “El hundimiento”, un poemario mayúsculo, desgarrador, del que acostumbro a recitar algo en mis visitas a institutos, lo he comprado en dos ocasiones y lo he regalado otras dos. Cuando un libro me gusta mucho, mucho, mucho, siempre suele darse la coincidencia de que me tropiezo con una persona que también me gusta mucho, mucho, mucho, y al pronto siento la necesidad imperiosa de regalárselo. Supongo que por estrechar lazos a través de una de mis pasiones y porque, equivocadamente —fruto de ese entusiasmo—, cavilo que ese puñado de obras que consiguen alcanzar el tuétano de nuestros huesos, de alguna manera, terminan describiendo lo que somos —o creemos ser— mejor que nosotros mismos. En fin, sea por la razón que sea, lo voy a comprar otra vez: la tercera. Y más allá de por el paralelismo que intuyo entre “Ordesa” y “El hundimiento”, confieso que lo hago con la sola esperanza de tener que volver a comprarlo, y con el deseo de que no sea la última.

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