Desconfianza

    11 ago 2019 / 16:08 H.

    Sin gobierno desde hace más de tres meses, con una investidura encallada y encanallada por el sí pero sin tí, y el no sin mi presencia, avanza el estío con las playas a rebosar y los girasoles doblando su cuello al compás del sol. Sánchez entretanto juega al despiste reuniéndose con colectivos que opinan, pero no votan en el hemiciclo; mientras Iván Redondo, y el leal demoscópico Tezanos, le auguran mayor éxito en los más que probables comicios de noviembre. El menos avispado de los analistas ha entendido ese envenenado dardo que junto a unas ensaimadas de la tierra le ha enviado Sánchez a Iglesias tras su paso por Palma para el posado institucional del verano real. “Nos tenemos desconfianza mutua” era una forma más poética que un simple “contigo ni a la esquina”. Y vuelta a la estrategia facilona de decir que la derecha es culpable de una nueva cita electoral por no abstenerse en la sesión de las Cortes. Mientras en Navarra, grave síntoma, un deslenguado amigo de Eta- Bildu le recuerda a la nueva presidenta que está allí gracias a su abstención y que estarán vigilantes. Los “indepes” catalanes a la espera. Y los españoles entretanto aparcan su hartazgo unas veces mirando al sol y otras dándole la espalda. Tal que los girasoles.