De las dudas infinitas

27 abr 2025 / 09:52 H.
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El Fondo Monetario Internacional ha mejorado las previsiones de crecimiento para España en este año 2025 estimándolas en el 2,5%, cuando la media en la Unión Europea es del 0,8%. Estamos viviendo una fase expansiva de la economía. En 2024 el dato alcanzó el 3,2% y el 2,7% en el 23. Se trata de cifras exclusivas de nuestro país. En la zona euro el crecimiento fue del 0,9%, con Alemania en un 0,2%, Italia 0,7% o Reino Unido el 1,3%. Nos viene al recuerdo los años previos a la gran crisis financiera, con cifras de crecimiento en nuestro país muy superiores a la media de Europa. El planeta tembló por aquella crisis y en España nos afectó en mayor medida y durante más tiempo que nuestros vecinos. Resulta evidente que nuestra economía presenta la debilidad de una mayor sensibilidad a los buenos y a los malos momentos, o lo que es lo mismo, cuando en Europa se resfrían nosotros pillamos una pulmonía.

Aquella crisis la afrontamos con superávit público del 2,12% (2006) y del 1,88% (2007), y una pequeña Deuda Pública del 39,00% (2006) y el 35,70% (2007). Una situación de partida robusta que nos permitió aumentar el gasto público y, bajo la batuta de Mario Draghi, conseguimos recuperar PIB y empleo, incurriendo en Déficit de hasta el -11,50% (2012) y llegando a una Deuda del 104,40% (2014). No fue fácil y la soberanía financiera de nuestro país estuvo en jaque con una presión de los mercados que nos hizo padecer de cerca a una pesada prima lejana llamada de riesgo. En aquella ocasión la receta del gasto público funcionó, porque el enfermo tenía músculo.

A pesar de la fase expansiva actual, en 2024 hemos incurrido en Déficit Público del 3,15%, la Deuda Pública asciende al 101,80% y el Gasto Público es el doble ahora que en 2006, el mayor en la historia de nuestro país.

Si el buen tiempo nos regala lluvia, no tiene sentido que gastemos el agua para regar sobre mojado. Nuestra economía, al igual que nuestro campo, deben prepararse para la sequía, porque esa sequía nos azotará con fuerza, y a diferencia de hace quince años, ahora no tenemos margen para gastar y endeudarnos.

La actual bonanza provoca ya la generación de la temida burbuja inmobiliaria y afloran carencias en materia de formación y capacitación que topan el crecimiento. El problema de la vivienda se ataca con mayor gasto público lo que provoca una mayor rentabilidad para inversores y, por tanto, más encarecimiento. Sería más barato descentralizar la economía de zonas tensionadas a otras provincias, como la de Jaén, donde la vivienda es más asequible y vivimos la fiesta a un ritmo más llevadero. En cualquier economía familiar no estaría bien visto vivir por encima de nuestras posibilidades, acumulando deuda como si no tuviéramos que pagarla. Tenemos que vivir el presente, pero construyendo un futuro con lo aprendido del pasado. El futuro es incierto y nos genera “Dudas Infinitas” Supersubmarina (2012) “y lo que ya hemos sufrido, tiene que servir de algo, para que hayamos aprendido”.



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