Angustia: segunda parte

    27 sep 2020 / 16:22 H.
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    Un poco facha sí que nos ha salido el virus. Se acomoda mejor a zonas de grandes diferencias sociales que a las holgadas de corbata y teletrabajo. Así, pasea en los autobuses de Villaverde que llevan a los del mono a fabricar coches o se hospeda en esa Usera de dos que alquilan un piso de sesenta metros y luego viven quince o tiene fonda en ese Vallecas de reminiscencias andaluzas en las que todavía hay casuchas a tejavana y bloques tristes con infraestructuras antiguas y en donde el aire no es tan puro como en los altos de Galapagar. Madrid irradia hacia el resto y pronto toda España estará en situación restringida. Por eso se acerca la hora de elegir entre vida con horizonte de hambre o economía con el virus sentado a la mesa a ver si podemos salvar empleos y empresas. Miradas ambas con realismo una catástrofe presentida. Pero mientras eso lo perciben la mayoría, los jerarcas indultan traidores, renuevan leyes de memoria que no ayudarán a cerrar heridas, cacarean en las Cortes de lo malito que tú eres y aparentan acuerdos vacíos con la señora Ayuso a la que quieren destronar. Y así pasan los días y las estadísticas crecen como esos nietos que nos sacan dos cuartas a los abuelos. Vivamos resignados la nueva angustia.

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