Hoy los ciegos ven, los sordos oyen

Ignacio Segura Madico (VICEPRESIDENTE DE CECO. Ciegos Españoles Católicos Organizados) desde Jaén. Semana del 16 al 21 de agosto del 2011, en este periodo de tiempo, durante el cual se han realizado las JMJ de Madrid 2011, hemos de destacar de las mismas la realización plena de un hecho evangélico, que ha transportado en el tiempo la realidad que Jesús predico en el siglo I y que en pleno siglo XXI el Papa Benedicto XVI ha presenciado en los actos de las JMJ: los ciegos ven, los sordos oyen y Cristo sonriente nos mira con dulzura.

    16 sep 2011 / 14:31 H.

    Este hecho milagroso, que ha producido una eclosión de enfermos y discapacitados en las JMJ, como unos peregrinos más, ha sido posible gracias al trabajo de una comisión, que al igual que María en el pesebre ha calado entre la organización de las JMJ, impregnando la misma del evangelio que Cristo predicó con el ejemplo hace ya más de 2.000 años. Aquellos que fueron los agraciados con el amor de Cristo han disfrutado como cualquiera de unas JMJ que han sido enfocadas por primera vez hacia las cuatro discapacidades. Y en las cuales los discapacitados han podido trabajar por la Iglesia y en la Iglesia. Las JMJ de 2011 han transportado pasajes evangélicos al siglo XXI, esa estampa de un grupo de ciegos saludando al santo Padre en la puerta del colegio Reina Victoria, al paso del mismo hacia el Retiro para confesar, nos recuerda ese pasaje evangélico en el cual el ciego pide a Jesús su ayuda: “Hijo de Yahvé, ten compasión de mí”, en esta ocasión se oían voces alegres gritando al Santo Padre: “Ceco, Fidaca, estamos con el Papa “El impresionante testimonio del peregrino auditivo en San José, los chicos con síndrome de Dowm en el Vía Crucis, tantos momentos de amor esparcido por nuestros voluntarios hacia nosotros, los cuales intentábamos devolver en nuestras posibilidades todo el bien recibido. Una semana evangélica en la que la figura de Jesús brillaba por las  calles de Madrid en cientos de miles de caras de jóvenes, que expresaban en todo su ser a Cristo resucitado. Lolo, nuestro peregrino por excelencia, sin haber disfrutado físicamente de unas JMJ, estuvo presente en las mismas en cada uno de los peregrinos con discapacidad que estaban disfrutando de las mismas, y por medio de los voluntarios todos éramos uno en Cristo, siendo una comunión permanente de Cristo en nuestros hechos. Gracias a los miembros de esa comisión, que hace ya más de dos años comenzó su andadura por estos caminos de las JMJ, me han enseñado a conocer y comprender a mis hermanos con otras discapacidades y a amar y ser amado por todos. Evitemos todos la gran discapacidad que es la falta de amor.