Castañas en ascuas

Las Villas con “Capricho árabe”, de Francisco Tárrega

23 nov 2025 / 11:04 H.

El otoño reclama las castañas para que los congregados las den al fuego. El grupo comparte cita amistosa en un cortijo de Las Villas nucleados en torno a la chimenea. Estancia austera que se va caldeando conforme arden los troncones. Uno de ellos es un trasunto de trébede que, hábilmente colocado, horada el fuego por su centro y deja círculo preciso para la vieja sartén agujereada. Así las llamas hacen su trabajo sin quemar. Sólo asan.

Caen las castañas bruñidas al hierro candente y su olor inunda el espacio, inconfundible. El grupo habla, comenta sus cosas, relata hechos de hoy y de ayer. Manos diestras mueven la sartén, la levantan, la vuelven al fuego hasta que las cáscaras se abren para descubrir ese corazón dorado, de textura sólida y terrosa, ya ablandada por el fuego, ofreciendo un sabor único que revitaliza.

Aquellos celtas, sabios del bosque, las ofrecían a los difuntos en el Samhain, rito funerario. Los romanos lo hicieron suyo y los pueblos cristianos en la celebración de Todos los Santos. Alimento ritual, menú imprescindible en los viejos y largos velatorios. Siempre para compartir, siempre para recordar, siempre para reponer fuerzas y seguir adelante.