Jesús Zapata: El renacer del talento escultórico jiennense

Con solo 26 años ya destaca desde su propio taller en Sevilla

12 abr 2025 / 08:00 H.
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LA ENTREVISTA

Reside en Sevilla desde que empezó la carrera de Bellas Artes, y allí decidió instalar su taller para afinar sus habilidades. Sin embargo, como diría Antonio Gala, este joven talento de 26 años lleva a Jaén en la masa de la sangre. Tanto que sueña con volver algún día a la capital para vivir de su oficio y vocación: la escultura. Un arte que ha ligado íntimamente a su faceta espiritual, llenando de sentido todo lo que hace. Posee un carácter abierto e imprime en cada trabajo la autoexigencia de los más grandes. Ese es el contraste que marcará su camino.

—¿Qué motivó su vocación por la escultura?

—Desde que era pequeño, mi padre me llevaba a ver los pasos de Semana Santa y yo le decía que quería ser artista de tronos. Esa fijación nunca se me fue, y modelaba con plastilina o barro. Mi madre no guardaba lo que hacía porque ensuciaba mucho, pero aprendí al principio con vídeos, observando cómo trabajaban aquellos a quienes admiraba. Tan claro lo tuve que, desde que empecé la Secundaria ya avisé de que yo iría por la rama de artes. Hice el bachiller en la Escuela José Nogué, hice un ciclo de escultura y entonces cursé la carrera.

—¿Cuál ha sido el encargo que más le ha ilusionado?

—El primero fue el que me pidió la Hermandad de los Estudiantes de Sevilla. Les hice las tribunas del altar de culto, y me acuerdo que al acabarlo aún no me creía que hubiese hecho algo así para el Cristo de la Buena Muerte, y que aquella hermandad me tuviese en cuenta. Me sentí muy satisfecho. El último, para el que, de hecho, tengo ahora una reunión, es el de la Virgen del Buen Consejo, Patrona del Ejército de Intervención. Tuve que ir a la sede de Aviación en Moncloa y hablar con un general. Estoy encantado, aunque da cierto respeto, claro.

—Está dando sus primeros pasos profesionales en Sevilla. ¿Cómo es el sector de la escultura en una ciudad tan cofrade?

—Al ser el núcleo de la Semana Santa, aquí el mercado es muy amplio. Hay mucha imaginería, pero sigue ocurriendo como hace seis siglos, sólo cambia el contexto. Además, durante el Barroco o el Renacimiento en Sevilla, los escultores de mayor categoría eran jiennenses, como Martínez Montañés, la familia Ocampo o Gaspar Becerra. En la actualidad es aquí donde hay trabajo, porque, por las malas conexiones que tiene Jaén, si no posees un gran nombre no puedes vivir de ello como en Sevilla.

—Aún con esto, su intención es volver algún día. ¿Cómo se ve dentro de cinco o diez años?

—Mi idea es que, de aquí a un tiempo, pueda volver y trabajar en mi tierra, montar el único taller de la capital, porque no hay ninguno. Y eso que Jaén es un territorio virgen, con más de 400 hermandades en la provincia. Ojalá pueda lograrlo un día.




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