Pequeños e imprescindibles

Los miles de insectos y arañas que habitan en el mundo son esenciales para la vida. Sin embargo, muchos de ellos, también en la provincia, sufren los primeros efectos del llamado cambio climático

17 nov 2019 / 14:03 H.

Se ha convertido en el gran reto mundial, el cambio climático en un desafío para todos. Se habla muchos de la necesidad de actuar de forma inmediata para frenar una situación que podría convertirse en irreversible. Uno de los grupos más afectados por el deterioro de la Tierra son los más pequeños, seres imprescindibles para la vida en cualquier lugar, también en Jaén. Ejemplos como los saltamontes, que procesan en conjunto más material vegetal que las vacas; los insectos, que se encargan de la polinización de las flores; la biomasa de hormigas, que en todo el planeta supera a la gran mayoría de especies de mamíferos y un sinfín de labores más que realizan estas especies y que hacen que todo siga su curso.

Sin embargo, el devenir de la Tierra por culpa de la actuación del hombre provoca que la biodiversidad de los insectos está amenazada en todo el mundo, con tasas dramáticas de disminución que pueden llevar a la extinción del 40% de las especies en las próximas décadas. Con este resultado, varios científicos realizaron una revisión exhaustiva de 73 informes históricos de disminución de insectos en todo el mundo, con una evaluación sistemática de los factores subyacentes. En conjunto, el total de biomasa de insectos está declinando a un ritmo del 2,5 por ciento global. En los ecosistemas terrestres, los taxones más afectados parecen ser los lepidópteros, los himenópteros y los escarabajos peloteros (coleópteros), mientras que cuatro taxones acuáticos principales (Odonata, Plecoptera, Trichoptera y Ephemeroptera) ya han perdido una proporción considerable de especies, según el estudio, publicado en Biological Conservation. Los grupos afectados no solo incluyen especialistas que ocupan nichos ecológicos particulares, sino también muchas especies comunes y generalistas. Al mismo tiempo, la abundancia de un pequeño número de especies está aumentando; estas son todas especies adaptables, generalistas, que están ocupando los nichos vacantes dejados por los que están declinando. Insectos acuáticos, generalistas en hábitat y dieta, y especies tolerantes a los contaminantes están reemplazando las grandes pérdidas de biodiversidad en las aguas dentro de entornos agrícolas y urbanos.

Entre los principales impulsores de la disminución de especies, destacan la pérdida de hábitat y su conversión a agricultura intensiva y urbanización; la contaminación, principalmente por pesticidas sintéticos y fertilizantes; así como factores biológicos, incluyendo patógenos y especies introducidas; y, finalmente, el propio cambio climático. El último factor es particularmente importante en las regiones tropicales, pero solo afecta a una minoría de especies en climas más fríos y en zonas montañosas de zonas templadas.

En el caso de Jaén, la provincia no conseguirá ser una excepción y el cambio climático ya está afectando a algunos de los insectos que habitan en la zona del Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Según Miguel Ángel Fernández, uno de los coordinadores generales de BioFoto, se trabajan con varias hipótesis, una de ellas muy clara: “Los efectos del cambio climático están provocando que suba la temperatura media y que algunos animales asciendan de altitud en busca de lugares más frescos en los que poder vivir, algo que está estudiando la Universidad de Murcia a través de varias investigaciones en el parque”.

Por todo ello, los autores de los diversos estudios realizados, coinciden en la necesidad urgente de un replanteamiento de las prácticas agrícolas actuales, en particular una reducción seria en el uso de pesticidas y su sustitución por prácticas más sostenibles y basadas en la ecología, para retardar o revertir las tendencias actuales, permitir la recuperación de poblaciones de insectos en declive y salvaguardar los servicios ecosistémicos vitales que ellos proveen. Además, se deben aplicar tecnologías de remediación eficaces a las aguas limpias y contaminadas, tanto en entornos agrícolas como urbanos. De hecho, Ecologistas en Acción realizó una campaña, este mismo año, reclamando a las administraciones que se comprometan a aprobar un plan para reducir en al menos un 50% el empleo de pesticidas antes de que finalice la siguiente legislatura, es decir, como máximo en 2023. Según aseguran, “una reciente revisión de estudios estima que en los últimos 27 años las poblaciones de insectos voladores se han reducido en un 76 %, lo que representa una pérdida anual del 2,8 % de la biomasa de insectos”.