Tal día como hoy en 1997 publicábamos este titular: Casa nueva para Fernanda y sus quince hijos

La entrega de una vivienda marcó el inicio del plan municipal para erradicar la infravivienda en Antonio Díaz

19 nov 2025 / 13:53 H.
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Tal y como publicó este periódico hace veintiocho años, 19 de noviembre de 1997, Fernanda, vecina del barrio de Antonio Díaz y madre de quince hijos, vivió uno de los días más importantes de su vida. A primera hora de la tarde comenzó la demolición de su antigua chabola, un espacio deteriorado, lleno de agujeros y que llegó a inundarse durante la tormenta de agosto de 1996. Al poco tiempo, recibió de manos del alcalde Alfonso Sánchez la llave de la nueva vivienda que el Ayuntamiento había adquirido para ella.

La familia, acompañada por hijos y nietos, pasó la mañana trasladando sus pertenencias bajo la atenta mirada de los vecinos, que esperaban que la actuación municipal continuara con el resto del barrio, marcado por la miseria, la insalubridad y la acumulación de basura dentro de las casas. Varios residentes insistieron a las autoridades en recibir una solución similar.

El traslado de Fernanda culminaba cinco años de lucha, en los que contó con el apoyo constante de Mari Carmen Carrillo, presidenta provincial de FARA, a quien agradeció su trabajo incansable “subiendo y bajando” cada vez que llovía. Carrillo calificó el día como una jornada feliz para los gitanos y destacó que lo importante era que las soluciones, aunque llegaran tarde, por fin empezaban a materializarse.

Desde el Ayuntamiento, el alcalde defendió que esta actuación suponía el inicio de un proyecto mayor para acabar con el chabolismo en Antonio Díaz, con más de doscientos millones de pesetas destinados a tal fin. El concejal de Urbanismo, Miguel Benítez, aseguró que antes de final de año estaría listo el Plan de Actuación de Infraviviendas y que la nueva vivienda de Fernanda sería solo la primera de muchas.

Mientras tanto, Rafael Requena, presidente de la asociación de vecinos San Vicente de Paúl, lamentó no haber sido integrado en el proceso, aunque reiteró su disposición a colaborar, recordando que conocen el barrio y sus necesidades mejor que nadie.

Aquel día de 1997 quedó marcado como el comienzo de una intervención largamente esperada y, para Fernanda y sus hijos, el inicio de una vida bajo un techo digno tras años de precariedad.

Jaén