Luis Ojeda: “El problema de Jaén es que no hay espacio para tanto vehículo”
Su intención, además de tener presencia en los barrios, es lograr una imagen de unidad que sirva de identificación y cree conciencia de equipo entre los más de 160 agentes policiales que tiene Jaén

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Llegó a la Policía Local en esa búsqueda constante por la estabilidad laboral y, nada más entrar, se enamoró de una profesión en la que la vida propia queda expuesta siempre para salvar la de los demás. La vocación de servicio público despertó en su interior sin saber que existía y, desde entonces, suma treinta años de trayectoria impecable en un cuerpo de seguridad en el que lucha por la unidad. Luis Ojeda Martínez (Córdoba, 1966) es el nuevo jefe de la Policía Local de Jaén y aspira a jubilarse como intendente principal. Como merece.
—¿Por qué es usted policía?
—Estudié la carrera de Biología y, como había pocas opciones laborales, empecé a mirar qué podía hacer. Dio la casualidad de que en Córdoba convocaron cincuenta plazas de Policía Local, vi que era una oportunidad y empecé a prepararme con varios amigos. Fue algo que no tenía en mente, nada vocacional, pero la verdad es que me enamoré de la profesión en cuanto la conocí.
—¿Por qué Jaén?
—Lo que ocurrió es que salieron primero las oposiciones de Jaén y, aunque en ese momento era complicado que la gente se moviera entre provincias, porque había un sentimiento de arraigo a la tierra, decidí presentarme en 1995 y estoy muy contento de la decisión que tomé.
—¿Tampoco estaba en mente subir peldaños?
—Sí, eso sí. Yo, desde que entré, tenía claro que quería promocionar, porque soy una persona inquieta. De hecho, en 1997 empecé a preparar a futuros policías y, en 1999, me hice socio con Rafael Domingo, el anterior jefe, y montamos la academia Apolo. Esto me sirvió para ir promocionando, porque siempre estaba actualizado. En 1999 aprobé las oposiciones de oficial, en 2009, sargento, a los nueve años, inspector, y a los cinco, intendente. Esos son mis treinta años de trayectoria.
—Le falta ser intendente principal. ¿Lo conseguirá?
—Sí, estamos a la espera de que se convoque la plaza de Rafael Domingo y, en este momento, sólo reúno las condiciones yo.
—¿Es cierto que no es lo mismo ver los toros desde la barrera que dentro de la plaza?
—Efectivamente. Las perspectivas son diferentes, porque no es lo mismo estar en un lugar que en otro. Es como las familias, no es lo mismo tener tres hijos que ocho, porque tienes que distribuir lo que tienes entre todos, quieres ser equitativo... Eso es lo más complicado, ser imparcial y contentar a todos.
—Rafael Domingo dejó el listón alto en la Jefatura. ¿Qué consejos ha recibido de él?
—Él lo único que me ha aconsejado es que no cambie. Somos dos caracteres diferentes, porque su semblante es más serio y yo, todo lo contrario, y eso es lo que nos llevó a formar un tándem perfecto. De ahí lo de “poli” bueno y “poli” malo. Ese es su consejo, y se lo agradezco.
—¿Cómo está la Policía Local?
—Bien, y no voy a decir que está muy bien porque, si no, no podré decirlo dentro de unos años. Deberíamos ser cerca de doscientos agentes, pero como hay vacantes, ahora mismo estamos ciento sesenta. Nos conocemos todos, hay armonía, colaboramos, aportamos nuestro grano... Por eso digo que está bien y me siento orgulloso del ambiente de trabajo.
—¿Falta personal?
—Sí. Lo que tenemos se adapta a lo que había hace treinta años. Jaén siempre ha tenido un ayuntamiento endeudado y, por lo tanto, nos conformamos con ocupar lo que está previsto. Nuestra ratio debería ser de dos policías por mil habitantes, por lo que deberíamos estar en los 220, pero nuestra plantilla se queda en 185 y, ahora, hay 22 vacantes. El problema es que no será algo inmediato, porque una vez que se cubran, se abre un año de formación, por lo que ya habrá dado tiempo suficiente a que haya más jubilaciones. Las asociaciones de vecinos demandan policías en sus barrios y la verdad es que no llegamos, porque Jaén ha crecido mucho. Nos organizamos lo mejor posible para que haya patrullas en toda la ciudad, pero es que hay que tener en cuenta que hay turnos y trabajamos todos los días de la semana y veinticuatro horas. Lo que sí es cierto es que el Ayuntamiento nunca ha puesto pegas con respecto a las horas extras, que es como funcionan casi todas las plantillas, sobre todo cuando hay que hacer servicios extraordinarios, como en la Feria de San Lucas.
—¿Y el material?
—Bien, mejorando. Esto va por modas. Antes, los ayuntamientos adquirían el material en propiedad y luego no tenían dinero para las reparaciones y el mantenimiento y esa visión, ahora, ha cambiado. La apuesta es por el “renting” y, aunque sale más caro y se paga mensual, la ventaja es que tenemos el material en perfecto estado. Nos pasa con los vehículos, con los equipos de drogotest y etilómetros y, en breve, propondremos las emisoras. El sistema de telecomunicaciones es bueno, pero no muy bueno, por lo que nuestra intención es mejorar, porque no podemos permitirnos que algo tan básico no funcione. Vamos progresando adecuadamente.
—¿En qué situación se encuentra el proyecto para construir una Escuela Municipal?
—Nos frena el personal y el presupuesto. Montar una escuela es buenísimo, porque con el servicio que prestamos debemos estar actualizados, ya que la legislación va cambiando y necesitamos cursos de reciclaje.
—¿Cuál es su prioridad como jefe de la Policía Local de Jaén?
—Crear la unidad entre nosotros. Todos hemos pasado a vestirnos del mismo color. Antes unos vestíamos de oscuro y otros de bicolor, pero ya no, porque queremos dar sensación de equipo, lo mismo que la Guardia Civil o la Policía Nacional. Esa es una de mis demandas y, hoy en día, casi todos los municipios apostamos por el oscuro, que tiene el problema de que parecemos usurpadores de la Policía Nacional, pero lo vamos a solucionar introduciendo un azul más claro, llamado ducados, en la parte superior de la camisa. Esa será la tendencia en toda España. Es que ahora mismo parecemos el Ejército de Pancho Villa, porque dependiendo del lugar unos policías locales van vestidos de una manera o de otra. Hemos empezado por lo físico para, después, comenzar a creérnoslo.
—¿Está integrada la mujer?
—Totalmente integrada. Las mujeres son más inteligentes que los hombres a la hora de estudiar, eso está comprobado en las oposiciones, y hoy en día están en todas las áreas, motoristas, seguridad ciudadana... En Jaén hay una docena, estamos muy por debajo de la media nacional, pero cada vez van entrando más.
—¿Se siente arropado por sus compañeros en esta etapa?
—Totalmente. Eso es por lo que estoy más contento. Siempre me he sentido muy querido, porque como he estado tan vinculado a la formación y tengo un carácter abierto y cercano...
—¿Cree que ese es el secreto para ser un buen jefe?
—Yo creo que sí. Tú no te puedes aislar, porque tus compañeros necesitan que los escuches. La dirección es estar en el terreno.
—¿Cómo están las relaciones con el Ayuntamiento?
—Muy bien, tanto con el anterior equipo de Gobierno, formado por el Partido Popular y Jaén Merece Más, como con el actual. Estamos muy contentos con María del Carmen Angulo, que está muy implicada y quiere sumar.
—¿Y con el resto de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado?
—Estupendas. Rafael Domingo empezó a abrir la colaboración y las buenas relaciones, porque antes nos veían como auxiliares de los cuerpos y fuerzas de seguridad, pero hoy ya es distinto.
—¿Es Jaén una ciudad segura?
—Sí, y voy a decir por qué. Jaén tiene un punto geográfico muy bueno. Son más conflictivas Linares y Andújar por su cercanía a la autovía. El que quiera cometer un delito, llega, lo hace y se va automáticamente. Sin embargo, la capital no es de paso, por lo que evitamos grandes delitos. El problema es que no hay espacio para tanto coche y luego dice la gente que no somos permisivos. Sí lo somos. Hay barrios que, por seguridad, no deberían tener ni un solo coche, pero es que tenemos que permitir que entren porque, si no, no hay manera de aparcar. Hay ejes en los que no se pueden parar, como la Avenida de Madrid o el Paseo de la Estación. Lo único que nos da problemas, y no son problemas, es el tráfico. Y otra cosa. En grandes ciudades, tú estás en unas retenciones y no se te ocurre pitar, pero aquí se juntan quince coches en la Avenida de Granada y la gente pinta, incluso nos llaman.
—¿Cuáles son los principales delitos a los que se enfrentan los agentes en la calle?
—Nosotros abarcamos más de las competencias que tenemos, porque echamos muchas manos a la Policía Nacional, pero lo que no podemos permitir es inmiscuirnos en lo suyo. Aquí lo que más se estila son los hurtos, que se han incrementado un montón y, además, con un perfil diverso. También nos requieren para el tráfico de drogas, pero no nos podemos meter más allá del típico consumo.
—Dicen los jueces que cada vez hay más denuncias en la capital por agresión sexual. ¿Cierto?
—Sí, van a más, porque antes hay más diferencia entre los tocamientos y las agresiones y, sin embargo, ahora todo se considera agresión sexual.
—¿Cómo es la noche jiennense?
—Menos jueves, viernes y sábados, tranquila. La Universidad de Jaén es muy importante, nadie repara en su evolución y, sin embargo, nosotros sí lo vemos los jueves por la noche, cada vez hay más estudiantes y la verdad es que los del primer curso son los que vienen desmadrados. ¿Sabe usted lo que funciona? Decirles que vamos a llamar a sus padres. Mano de santo. Esa evolución hay que sufrirla, porque los siguientes cursos no dan problemas.
—¿Está bien pagado el trabajo de un policía local?
—Siempre exigimos más, pero está bien pagado. El problema es que no todos tenemos el mismo sueldo, hay diferencias abismales en los complementos. Hay que ser conscientes de la deuda que tiene nuestro Ayuntamiento y, en este sentido, lo que tenemos es lo que aprueba el Gobierno, por lo que habrá que buscar el momento para mejorar.
—¿Cómo son las hornadas de nuevos agentes policiales?
—Son diferentes. Hoy la gente joven quiere ser funcionaria. Yo no venía de vocación, llegué, me enamoré de mi trabajo y era exigente conmigo mismo, de tal forma que admitía mucho los cambios de horarios, pero actualmente la gente no quiere turnos ni fines de semana. Ahí está la diferencia, algo que creo que ocurre en todas las profesiones.
—¿Qué es lo que más le gusta de su profesión?
—La relación con la gente y transmitir felicidad. Los policías debemos dar amor, ayudar a las personas y escucharlas. A mí me gusta atender bien a quien me busca.
—¿Algo que le haya marcado?
—Sí, cuando se va algún compañero antes de tiempo, como Eufrasio Cazalilla o José Rueda. Eso es lo que más me marca.
—¿Lo más satisfactorio?
—Mi avance como persona y lo que he conseguido en mi vida profesional, porque, cuando empecé, yo me había marcado unos límites que están mucho más abajo.