Javier González Riera: “Las políticas de prevención del tabaquismo funcionan”

El técnico de Educación para la Salud en Jaén alerta de las consecuencias y los desafíos para lograr una sociedad “libre de humo”

31 may 2025 / 17:18 H.
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LA ENTREVISTA

Hoy, 31 de mayo, Día Mundial sin Tabaco, es una jornada de reivindicación y de información sobre los peligros de fumar. Javier González, técnico de Educación para la Salud en Jaén, alerta de las consecuencias del tabaquismo y los desafíos para lograr una sociedad “libre de humo”

Más allá del cáncer de pulmón, ¿qué impacto tiene el tabaco en la salud, tanto física como mental?

—El principal cáncer es el de pulmón, pero también se puede dar de garganta, boca o lengua por consumo de tabaco. Asimismo, aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Y no hay que dejar de lado la salud mental, ya que puede aumentar los niveles de ansiedad y estrés, el riesgo de depresión y la dependencia psicológica y física de la nicotina.

¿Qué datos manejan actualmente sobre la prevalencia del tabaquismo en la población?

—El 24,7% de las mujeres y el 23,3% de los hombres fuman a diario, según la Encuesta Europea de Salud en España de 2020.

Según la Encuesta Andaluza de Salud 2022-2023, la prevalencia de tabaquismo en Andalucía es del 20,9% en la población mayor de 16 años, lo cual es un descenso significativo desde 2016 cuando la prevalencia era del 30,3%.

¿Evolucionó también el perfil del fumador a lo largo de las últimas décadas?

—La prevalencia es mayor en hombres (24,1%) que en mujeres (17,8%), pero la brecha de género ha disminuido por la mayor reducción del consumo en hombres. El tabaquismo disminuye con la edad, excepto en mujeres de 55 a 64 años, donde aumenta ligeramente. Al mismo tiempo, se da una tendencia decreciente desde 2007 en los grupos de edad más jóvenes.

Nuevos dispositivos como cigarrillos electrónicos o vapeadores, ¿son seguros?

—Las nuevas formas de consumo, como pipas de agua, vapeadores o cigarrillos electrónicos, no son seguras o menos dañinas. La evidencia científica sugiere que conllevan riesgos significativos para la salud como la adicción a la nicotina. También se han relacionado con enfermedades respiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, así como a lesiones pulmonares asociadas al uso de productos de vapeo. Sin olvidar el riesgo de enfermedades cardiovasculares o de transmitir infecciones. En definitiva, la mejor opción es evitar cualquier forma del consumo de tabaco.

¿Qué señales deberían alertar sobre el daño que el tabaco puede estar causando?

—Por ejemplo, tos crónica que dura más de dos semanas, falta de aliento o dificultad para respirar, sibilancias o sonidos agudos al respirar. También pueden notar dolor o presión en el pecho que puede irradiar al brazo, cuello o mandíbula, latidos irregulares o acelerados del corazón o hinchazón en las piernas debido a la retención de líquidos. Por último, es habitual que se sientan fatiga, un dolor de cabeza frecuente, dificultad para conciliar el sueño o sangrado de encías.

¿Están funcionando las políticas de prevención? ¿Se nota en las cifras de fumadores que dejan de fumar?

—Las políticas de prevención del tabaquismo funcionan. La subida de precios demuestra ser útil, especialmente, en jóvenes. La ampliación de espacios libres de humo ha contribuido a disminuir la exposición al humo del tabaco... La mortalidad atribuible al tabaquismo comenzó a disminuir en varones, aunque todavía aumenta en mujeres, porque se repite la curva epidemiológica que se daba anteriormente en varones, al igual que se igualan otros hábitos en la mujer.

¿Cree que estamos cerca de una generación “libre de humo” o aún queda mucho camino por recorrer?

—La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene el objetivo de una generación libre de tabaco para 2030, aunque aún queda mucho por recorrer. La educación y sensibilización sobre los riesgos del tabaco son claves, aunque el fácil acceso a cigarrillos electrónicos y a tabaco para jóvenes complican este desafío.

Jaén