Homenaje a todos aquellos que con sus cuidados sostienen a la sociedad
Clece reconoce el trabajo de sus trabajadoras sociosanitarias en una jornada inolvidable en el Hotel HO

El Hotel HO Ciudad de Jaén acogió el pasado domingo el Tercer Encuentro Anual de Profesionales de Atención Sociosanitaria de Clece, una empresa de prestación de servicios sociales, educativos y empresariales con implantación máxima en la provincia. Una convocatoria excepcional a la que asistieron casi mil auxiliares llegadas de todas las comarcas. Al acto acudieron también el presidente de la Diputación, Francisco Reyes; la delegada de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, Ángela Hidalgo; el subdelegado del Gobierno, Manuel Fernández, y el presidente de Clece en España, Cristóbal Valderas.
El acto se desarrolló en el gran salón de la planta baja, donde el hotel tenía preparado el escenario y un completo catering de aperitivos. Sin embargo, afuera el día era soleado y, tras unas semanas de cielos nublados e intensas lluvias, todas las personas que allí se congregaron disfrutaron, al menos durante la hora previa al inicio de los discursos, de largas conversaciones y esperados reencuentros en el patio. Todo estaba dispuesto para este encuentro anual diseñado específicamente para que sus protagonistas fuesen las profesionales de Atención Sociosanitaria de Clece.
Tanto es así que la parte nuclear del acto se dedicó, primero, a recordar a las auxiliares fallecidas en el último año con un vídeo y un minuto de silencio. En segundo lugar, a reconocer la labor de las profesionales que, después de toda una vida facilitando el día a día de las personas que más lo necesitan, habían decidido jubilarse para dar el relevo a las más jóvenes. En total, fueron nueve auxiliares las que subieron al escenario a recoger sus premios de las manos de un grupo de coordinadoras de Clece. Todas ellas fueron llamadas individualmente por voz de Federico Diaz Lendínez, gerente de esta empresa. Ya en el escenario, las coordinadoras les entregaron un pequeño galardón y una larga flor. Se trata de Ángeles Carrasco, Carmen Beltrán, Tránsito Navas, Dolores Ureña, Ana Aceituno, Dolores Moral, Luisa Chico, Teresa Ortega, América Pazos y Guadalupe Peinado, Vicenta Valenzuela, Juana Padilla y Purificación Torres. Las ovaciones eran unánimes cada vez que una de las trabajadoras jubiladas posaba sonriente ante las cámaras.
Federico Díaz fue clave a la hora de animar el encuentro desde el escenario. En su intervención, recordó que aquel era un día “por y para” las profesionales de Clece. “Sois las protagonistas”, dijo. “Esta es nuestra simple y humilde manera de reconoceos el trabajo que hacéis durante los 365 días del año”, añadió. Un trabajo, recordó, “por el que cinco años atrás, en la época de la covid, cuando nadie quería salir a la calle, vosotras arriesgasteis para salir y ayudar a los demás”. En ese sentido, Díaz puso en valor “las agallas” de todas las auxiliares allí presentes: “Se debe reconocer la esencialidad de vuestro trabajo. Sois esenciales”, sentenció. También subrayó la relación que existe entre la empresa y sus trabajadoras. A ellas, afirmó el gerente, las considera amigas además de compañeras. También en referencia a la pandemia, Díaz recordó los aplausos que en todas las ciudades y pueblos se dedicaban a las ocho de la tarde a los sanitarios, y afirmó que esos mismos aplausos debían haberse dedicado a ellas: “Salíais tanto como los sanitarios y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”.
El encuentro siguió su curso en el salón, donde las auxiliares y demás profesionales de Clece se organizaron en torno a multitud de pequeñas mesas altas. Los camareros iban y venían con bandejas repletas de canapés, bebidas y otros manjares. El presidente de Clece, Cristóbal Valderas, no intervino para cederles a ellas todo el protagonismo. No obstante sí posó con todos aquellos con los que entabló conversación, a los que repartió abrazos y saludos.
El momento álgido del día tuvo lugar cuando se habían repartido todos los reconocimientos. Con el salón a rebosar de gente, un cántico comenzó a escucharse en el extremo más cercano al escenario: “¡Yo me quedo en Clece!”. En cuestión de segundos, todas las auxiliares lo cantaron al unísono.