Firme apuesta por el comercio en El Tomillo con su segunda tienda
El quiosco de Montserrat Ortiz “da vida” al barrio, al pequeño comercio y a la convivencia

Una decisión para dar vida al barrio. Y es que El Tomillo ya cuenta con su segunda tienda: Lollipop, un pequeño quiosco puesto en marcha por la vecina Montserrat Ortiz con la ayuda de su marido, José Romero, y amigos Patricia de la Torre y Javier Amate. Hace tres años surgió una idea para apostar por la economía y el pequeño comercio en el barrio, aseguró Montserrat, aunque fue el pasado 16 de junio cuando, por fin, se hizo realidad: “Hace mucho tiempo que empecé a pensar en la apertura de un quiosco. Tenía muchas ganas de aventurarme, porque en el barrio no disponemos de muchos servicios, solo de una tienda de alimentación”. En este sentido, la emprendedora explicó que, para hacer la compra, los vecinos tenían que salir del barrio. Por ello, la apertura del nuevo negocio ofrece una cierta comodidad a los habitantes.
Por circunstancias personales, el impulso del proyecto tardó un tiempo en hacerse realidad, pero, llegado el momento, Montserrat lo vive con mucha esperanza, pues afirma que los inicios son buenos, ya que los vecinos están muy ilusionados con la nueva apuesta para dar vida al barrio. De hecho, a pesar de las altas temperaturas, un grupo de personas se reúnen casi todos los días cerca del local, ya que se encuentra ubicado en un lugar idóneo para la época veraniega, al lado de la piscina de El Tomillo. Así, algunos de los vecinos hicieron del quiosco un punto de encuentro donde pasar el rato y disfrutar de buenas compañías: “La iniciativa es muy importante para el barrio porque es la segunda tienda con la que cuenta. Todas las personas que vienen me dicen que están muy contentas porque es una forma de dar vida a El Tomillo. Estoy muy contenta con el recibimiento por parte de los vecinos, que apoyan el pequeño comercio y compran aquí lo que antes tenían que buscar en otro sitio”.
Por otra parte, tal y como explicó Montserrat Ortiz, se trata de un proyecto que requiere un profundo análisis para su puesta en marcha, ya que necesita de la respuesta vecinal: “Todos los amigos y clientes me dan la enhorabuena y me insisten en la gran valentía de abrir un negocio en los tiempos que estamos. Por eso, cada vez estoy más feliz con la decisión”. La dueña del quiosco mencionó también que tuvo que esperar 6 meses para conseguir todos los documentos necesarios para la apertura, un tiempo en el que se planteó seguir adelante. Aunque, una vez inaugurado el quiosco, consideró que fue la mejor idea. Un proyecto de negocio que impulsa al barrio, los servicios y la convivencia en las calles.