Elena Busutil: “Fijar la población al campo es clave para el futuro agrario”

La directora general de Producciones y Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura destaca la tradición olivarera en España y el futuro de un sector estratégico para la provincia

18 may 2025 / 13:45 H.
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LA ENTREVISTA

—¿Qué le parece que se celebre una feria internacional del aceite en la principal provincia productora de este producto?

—Quiero destacar que esta feria se celebra en el lugar en el que debe estar y en el que tiene más sentido, en la provincia capital mundial del aceite. Esta provincia supone el 39,5% de la producción nacional de aceite de oliva y más del 16% de la producción mundial con más de 580.000 hectáreas. El olivar es inherente al paisaje de Jaén, y supone un entramado industrial conformado por numerosas cooperativas y almazaras e instalaciones complementarias (extractoras, refinerías, etcétera) asentadas en su territorio. Esto da una idea de lo esencial que resulta el sector oleícola en esta provincia, donde aporta una contribución clave para el mantenimiento de su actividad socioeconómica rural. Mención necesaria también a sus tres Denominaciones de Origen Protegidas que avalan la excelencia de su aceite de oliva virgen extra: Sierra de Cazorla, Sierra de Segura y Sierra Mágina. Además, la concesión de la Indicación Geográfica Protegida “Aceite de Jaén” refuerza aún más la reputación del “oro líquido” jiennense.

—¿Por qué es el olivar un sector estratégico para el Gobierno central?

—España es referente y líder mundial en producción y comercialización de aceite de oliva gracias a la tradición olivarera de nuestro país y a una industria tecnológicamente avanzada y profesional, capaz de obtener aceites de gran calidad. Esta situación de liderazgo permite que el sector sea un pilar fundamental del sistema agroalimentario nacional y, por ende, un sector estratégico para el Gobierno. España es el país con mayor superficie de olivar, albergando 2,83 millones de hectáreas de cultivo (24% del total mundial), siendo el olivar de almazara el mayoritario, con 2,47 millones de hectáreas. La producción española representa el 39% de la mundial y el 67% de la UE, gracias a la recuperación productiva durante esta campaña con una producción estimada para el conjunto de campaña a niveles en torno a 1.420.000 toneladas. Con todas estas cifras tenemos que destacar su importancia económica siendo el sector que supone el 9,6% de la Producción Final Vegetal y el 5,5% de la Producción Final Agraria con un valor de producción de 3.749,9 millones.

A estas cuestiones puramente económicas, tenemos que añadir también el liderazgo de este sector en los mercados internacionales y la importancia que tiene este producto como saludable que es, como base de la dieta mediterránea. No podemos dejar de lado tampoco la relevancia que tiene este sector desde un punto de vista social y ambiental, ya que su relevancia no solamente radica en su contribución al mantenimiento del tejido socioeconómico de las zonas rurales, sino también en las numerosas externalidades positivas ambientales que aporta, en especial, en relación con la protección de la erosión, el fomento de la biodiversidad y la capacidad de fijación de carbono atmosférico. Forma parte, además, de nuestro paisaje tradicional.

—¿Cuál cree que son las principales asignaturas pendientes que tiene el sector?

—Podemos destacar, en primer lugar, que dado que se trata de un sector que se caracteriza por la alternancia productiva a causa de la vecería y que esto se traduce en oscilaciones de producción que condicionan la oferta, una de las principales asignaturas pendientes sería ser capaces de estabilizar en mayor medida las cotizaciones y, en particular, la garantía de una retribución adecuada a los productores en todo momento. Para ello, es crucial fomentar la transparencia y conocimiento del mercado, en toda la cadena de suministro, a través de información puntual y rigurosa de su situación. A esto contribuye el potente sistema de seguimiento de mercados, que dispone el Ministerio y con la publicación puntual y constantemente de información sobre precios, comercio exterior y el resto de los parámetros clave de coyuntura. Igualmente, es fundamental que los distintos eslabones se comprometan en el reparto de valor, de forma eficiente y justa, evitando situaciones especulativas, basando la conformación de sus precios en variables objetivas y justas. Debemos comercializar más y sobre todo mejor, de manera que los precios reflejen el valor de un producto que es excepcional como el aceite de oliva virgen extra. Otra cuestión que también constituye un reto y un desafío para el sector oleícola es la evolución climática que genera incertidumbre en el sector agrícola a nivel nacional e internacional. Hemos de avanzar para conseguir que nuestros agricultores y agricultoras, incluyendo aquellos del sector olivarero, cuenten con medidas adecuadas y efectivas de adaptación al cambio climático, caminando hacia una agricultura resiliente y con alta capacidad de reacción a las crisis que puedan acontecer. Por otro lado, no podemos olvidar otros retos como el relevo generacional. Fijar población al campo es clave para la continuidad de la agricultura, especialmente en aquellos sistemas de producción tradicionales, y debemos seguir esforzándonos en ello, con un enfoque transversal.

—¿Hay margen para la conquista de nuevos mercados?

—Por supuesto. De nuevos mercados y de reforzar y aumentar nuestra presencia en los que ya estamos presentes, como Estados Unidos. Debemos destacar que el acuerdo UE-Mercosur es una oportunidad para aumentar y diversificar la comercialización del aceite de oliva y la aceituna de mesa española, con una demanda creciente en países de Mercosur, que no está cubierta por su producción nacional. También hay que poner en valor las campañas de promoción del aceite y aceituna de mesa que ya están llevándose a cabo en países como Marruecos, Japón, China, Suiza o México en colaboración con el ICEX, bajo el programa Spain Food Nation. Todo ello, nos permite hacer llegar a los consumidores de todo el mundo la calidad y el efecto positivo contrastado que tiene nuestro aceite de oliva sobre la salud, aspectos que sin duda valoran y aprecian. Tenemos un sector con capacidad y expectativas de comercialización muy positivas para seguir creciendo.

—¿Qué visión se lleva de la provincia de Jaén?

—He tenido la suerte de visitar Jaén en varias ocasiones y tengo que decir que me encanta su gastronomía, la amabilidad de su gente siempre tan acogedora y por supuesto, tengo que mencionar su paisaje, el mar de olivos, que es uno de los paisajes más sobrecogedores y seña de identidad de Andalucía y de España. Como ya he señalado anteriormente el olivar es inherente al paisaje de Jaén y un sector esencial desde un punto de vista económico y social para esta provincia. Pero no debemos olvidar tampoco el punto de vista ambiental, con un olivar respetuoso con el medio ambiente no solo como sumidero de carbono, sino también albergando gran número de especies de flora y fauna y como ejemplo de sector agrario comprometido con la economía circular y la bioeconomía, a través de una importante industria de aprovechamiento de sus subproductos. Nuestras empresas productoras, y aquí hay que hacer especial mención a las radicadas en Jaén, son referentes mundiales gracias no solo a la tradición sino a la tecnología avanzada y a la gran profesionalidad que permite obtener aceites de calidad excepcional y reconocida en todo el mundo. En la feria Expoliva he podido constatar el elevado dinamismo empresarial y profesionalidad de este sector. Mi más sincera enhorabuena, en particular, a la Fundación del Olivar por la excelente organización, así como a Ifeja y a todas las instituciones, organizaciones y personas que han participado en la misma y que han contribuido al éxito de esta Feria, que edición tras edición consigue divulgar los últimos avances experimentados en el sector y supone una importante herramienta para la promoción y difusión de nuestro aceite de oliva.

Jaén