Diferentes vidas para el aceite usado

Los residuos textiles también son reutilizados y se destinan a varios países de diferentes continentes

28 may 2025 / 13:19 H.
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Los desafíos medioambientales ocupan todos los espacios, desde la gran actividad empresarial hasta las acciones de uno mismo. Por ello, una de las alternativas con las que cuentan los ciudadanos se basa en el reciclaje del aceite vegetal usado en los contenedores instalados por el Ayuntamiento de Jaén. Un proceso en el que FCC, empresa adjudicataria de los servicios de limpieza, tiene mucho que decir, ya que es la encargada del tratamiento de estos residuos que en muchas ocasiones pueden tener una segunda vida.

Con el objetivo de reutilizar el aceite, los residuos han de pasar por un minucioso proceso que comienza en el momento en el que los ciudadanos depositan las botellas de plástico con el aceite usado en los contenedores destinados exclusivamente para tal fin. Una vez recogidos por los servicios de limpieza se trasladan a la planta de tratamiento, que son fábricas especializadas en su reutilización, donde se realiza el pesaje del residuo en bruto. Así, la siguiente fase es la del reciclaje, en la que los aceites usados son deshidratados, donde el agua se retira mediante un drenaje, además de pasar por una serie de filtros con el propósito de retirar los residuos sólidos y eliminar impurezas, así como las mermas del aceite. También se realiza un proceso de desmineralización, en el que se han de agregar ciertas sustancias y después calentarlo a elevadas temperaturas para finalizar esta fase.

Concluidas los tres primeros pasos, el oro líquido está limpio, tratado y regenerado. La mayor parte de este producto reutilizado, según informó la empresa gestora de aceite vegetal East-West, se destina como materia prima para la elaboración de biocombustible. Sin embargo, existe una amplia variedad de opciones, como la producción de betunes, pinturas y asfaltos e incluso velas o jabones.

El trabajo de la concesionaria de los servicios de limpieza, FCC, no solo es parte fundamental en los desafíos medioambientales, sino que también lo es en los humanitarios, pues otra de las competencias se centra en la recogida de residuos textiles. Como en el caso del aceite reciclado, estos residuos también tienen contenedores específicos donde los ciudadanos pueden depositarlos.

Del mismo modo que en el caso anterior, son recogidos y trasladados a la fábrica, donde se realiza una primera clasificación manual que consiste en abrir bolsas y etiquetar los productos como “Viejo” o “Nuevo/Seminuevo”.

En el primer caso, los productos se compactan y se envían al vertedero, mientras que en el segundo caso se colocan en unos carros para trasladarlos a una segunda clasificación diferenciada bajo criterios específicos, como ropa del hogar, camisas, vestidos, jerséis, prendas de niños, chaquetas, ropa de deporte, pantalones, polos, faldas o bolsos, entre otros.

Después, se ejecuta una tercera clasificación manual en la que se tiene en cuenta el sexo —hombre o mujer, niño o niña— y tallaje —tallas pequeñas, medianas o grandes—. Así, las prendas aptas en la finalización del proceso de clasificación proceden a ser dobladas y apiladas, para pasar por una máquina que las compacta, embala y fleja para dejar los productos textiles en perfecto estado.

Finalmente, según detalló East-West, los trabajadores de la fábrica se encargan de etiquetar y colocar la ropa en el almacén para cerrar el proceso de tratamiento y, de esta forma, estar preparados para su envío a diferentes partes del mundo. Entre sus destinos se encuentran países de Europa como Bulgaria, Rumanía, Albania, Moldavia o Ucrania, entre otros., También se destinan a países africanos —Mozambique, Senegal, Kenia, Sudáfrica o Madagascar—; asiáticos —Irak, Siria, Kazajistán, India, Afganistán o Pakistán—, y latinoamericanos —Chile o Perú—. Una segunda vida donde se necesita.

Jaén