Concluye el ciclo de conferencias por el 1.200 aniversario de la capitalidad de Jaén

Juan Castilla y Juan Antonio López ponen punto y final a esta iniciativa, organizada por la UJA, con dos charlas

06 nov 2025 / 09:26 H.
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El paso de una civilización por un territorio puede verse a través de sus monumentos, gastronomía y otros matices sociales, aunque también puede comprobarse a través de sus lápidas. Esta fue la temática que abordó el investigador de la Escuela de Estudios Árabes en Granada —órgano perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)— Juan Castilla Brazales. Las lápidas e inscripciones sirven también para profundizar más sobre la cultura, sociedad, cultura y arte de la época de la Cora de Yayyán en Al-Ándalus. La última conferencia de este ciclo de “Abderramán II y la capitalidad de Jaén (825-2025)”, organizado por la Universidad de Jaén (UJA), en colaboración con el Ayuntamiento, comenzó con una introducción por parte de Juan Castilla sobre los diferentes tipos de inscripciones árabes y, para ello, usó como modelo la Alhambra de Granada. Así, el doctor e investigador de la Escuela de Estudios Árabes de Granada distinguió entre las inscripciones dinásticas; las votivas, que como detalló Castilla son “mensajes de la providencia que recaen en las instancias y desean atributos al sultán del momento”; las jaculatorias, que aparece el nombre de Alá; las coránicas, conversos del Corán; y otras como las regias, poéticas, con sentencias y fundacionales, que hacen referencia a la creación de algún monumento o momento histórico y que quedaban grabados.

Tras esta introducción, Juan Castilla, procedente de Linares, empezó a entrar en materia y enseñar, una por una, algunas de las numerosas piezas encontradas en municipio jiennenses como es el caso de Arjona, Cazalilla, Úbeda, varias en Baños de la Encina, otra en Bélmez de la Moraleda que “sirvió para recordar que se completó un alminar”; Torredelcampo, Ibros y, también, en Jaén. En esta último, el profesor vinculado al CSIC se detuvo en varias ocasiones para explicar piezas “bien conservadas”, como un epitáfeo que se encontró en la iglesia de La Magdalena u otra que, como explicó, hacía alusión a un príncipe: “Fue una persona importante porque no solamente se hace mención a la fecha de su muerte, sino que también aparece la de su nacimiento y, también, junto a otras inscripciones jaculatorias”.

Castilla también expuso otra lápida que pertenecía a una marquesa del Rincón de San Ildefonso. Las lápidas revelan, también, parte del pasado y la trascendencia que tuvo, en este caso, la Cora de Yayyán dentro del Califato de Córdoba, un periodo de Al-Ándalus en el que la Península Ibérica fue el referente en todas las disciplinas a nivel internacional. Por último, Juan Castilla quiso hacer un ejercicio práctico con todos los presentes, que en esta ocasión ocuparon buena parte de las butacas del Aula Magna de la Antigua Escuela de Magisterio, a través de un epitáfeo de bronce que se encuentra en el Museo Provincial de Jaén. Conocimientos únicos de gran valor e interés.

A continuación, tomó el relevo Juan Antonio López Cordero, perteneciente al Grupo de Investigación HUM761 de la Universidad de Jaén (UJA) y, como detalló el coordinador de este ciclo, el profesor titular de Estudios Árabes e Islámicos por la UJA, Francisco Vidal, “uno de los mayores expertos y estudiosos de la sociedad andalusí”. López Cordero comenzó con una referencia a su municipio de procedencia, Pegalajar: “El escudo andalusí más antiguo de la ciudad de Jaén se encontraba en la puerta del antiguo castillo de Pegalajar”.

El doctor del Grupo de Investigación HUM761 de la UJA recordó a los presentes la enorme impronta que tenía la religión en el día a día de los ciudadanos residentes entonces en la Cora de Yayyán: “Era una seña de identidad de las culturas, más aún en el pasado puesto que marcaba todos los hábitos de vida del ser humano, en sus creencias, en la forma de vestir y otros tipos de avatares cotidianos”.

Como expuso el propio Juan Antonio López, la ciudad, antes de que fuera Cora de Yayyán en el año 711, se forjó en torno al Castillo de Santa Catalina: “Se buscaba una fortaleza que tuviera buenas defensas”. Y durante la época romano-visigoda fue absorbida por la diócesis de Mentesa. Y ya con la llegada de los musulmanes, la provincia bélica desaparece y resurge Yaiyyán. El doctor recordó la existencia de cofradías laicales en las antiguas parroquias de Jaén. Según López Cordero, la ciudad fue sitiada varias veces, una de ellas Alfonso VII y otra por Fernando III, hasta que en 1246 se firmó la entrega de la ciudad por parte del primer rey nazarí de Granada, Alhamar.

El investigador resaltó que la actual Catedral de Jaén se erigió sobre la antigua mezquita y, como resaltó, había capillas similares a las que había junto a la qibla de la Mezquita de Córdoba. López Cordero insistió también en que el antiguo alminar, a diferencia de otras mezquitas, se encontraba en el patio, además de tener una orientación similar a la Mezquita de Córdoba y ambas no estaban orientadas hacia La Meca. El doctor del Grupo HUM761 subrayó que en la iglesia de Santiago se hicieron excavaciones donde se hallaron restos de la antigua mezquita. Así, López Cordero mencionó otras de las iglesias más antiguas de la ciudad: San Andrés y Santa Capilla, San Juan, San Ildefonso, San Bartolomé, San Pedro, Santa María Magdalena, San Lorenzo y San Miguel, aunque estas dos últimas ya no existen. Y todas ellas tuvieron una disposición similar. Un paso de civilizaciones que dejó su legado.

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