Cierre triunfal de temporada de toros en Jaén, todos a hombros con los victorinos
Tarde de trofeos y de valentía con los diestros Curro Díaz, El Cid y David Galván, en La Alameda

La tarde de la segunda y última corrida de la Feria de San Lucas comenzó con un sentido homenaje al banderillero Juan Carlos García el día de su despedida de los ruedos. El Círculo Taurino de Jaén, la Asociación de Aficionados Prácticos de Jaén, el colectivo Montera en Mano y la Escuela Taurina de Jaén entregaron a García una placa que reconoce su trayectoria, tal y como informa Marisa Fernández.
La corrida de Victorino Martín no defraudó y dio gran juego, pese a la diversidad de sus embestidas. Curro Díaz, Manuel Jesús El Cid y David Galván salieron a hombros junto al ganadero y el mayoral después de mostrar capacidad y verdad.
El primero de la tarde salió con ímpetu, pero se quedó corto en los vuelos del capote de Curro Díaz, sin permitir el lucimiento. En la muleta, el primero de Victorino fue un toro con muchas dificultades, que se metió por dentro en cada muletazo. Curro Díaz mostró oficio y dominio con los toros de este encaste. Obligó al burel a seguir la muleta en cada muletazo y logró una faena muy meritoria, con pasajes en los que hubo muletazos de mucho poder y valor, siempre sin perder su estética personal. Mató de una estocada y cortó una oreja.
El Cid pudo lucirse en el recibo con el capote, con algunas verónicas en las que paró al imponente segundo de la tarde. El diestro creó una faena que fue de menos a más, basada en el temple y llevando muy largo al animal, que embistió con entrega y nobleza. Llegaron series con su prodigiosa mano izquierda, en la que el toreo al natural puso a todo el público de acuerdo, igual que las tandas con la derecha que siguieron. Remató con una serie de ayudados por abajo, antes de una estocada, que aunque no fue inmediata tampoco fue impedimento para que el maestro cortase las dos orejas.
El tercero de la tarde salió blandeando de la mano izquierda desde el comienzo y llegó a la muleta defendiéndose. David Galván lo probó, pero abrevió la faena ante un ejemplar que no siguió la muleta y buscó solo los tobillos del matador.
El cuarto fue lidiado meritoriamente sobre los pies por Curro Díaz, que lo brindó a Juan Carlos García, quien un día fuera su padrino de alternativa y que los últimos años lo ha acompañado cada tarde vistiendo la plata. Con la muleta lo mejor llegó en varias series al natural que tuvieron mucho poder a un toro con codicia aunque algo falto de transmisión. Los muletazos de las tandas fueron largos. Bajó el brazo y templó cada movimiento. Los cambios de mano fueron de otro nivel. El de Linares fue feamente cogido cuando entró a matar por segunda vez y necesitó usar el descabello. No obstante, recibió de premio una oreja.
Con el quinto de la tarde, destacaron el picador Mario Benítez y la entrega de un ejemplar que fue dos veces al caballo, la segunda de largo. En la muleta, El Cid mostró porque durante muchos años ha sido un auténtico especialista en esta ganadería. Aunque el toro fue a menos conforme avanzó la faena, el sevillano ajustó los tiempos al ritmo del morlaco en cada muletazo, y de uno en uno sacó naturales de muchísima calidad. Sumó un trofeo tras pasaportar al de Victorino Martín. El público pidió mayoritariamente las orejas con silbidos y palmas, pero no con pañuelos, lo que hizo que, en alguna ocasión, se demorase la concesión de trofeos, pues valorar si la opinión es mayoritaria o no es más fácil el flamear de las piezas de tela.
Con el sexto, David Galván se resarció tanto con el capote como con la muleta. El astado tuvo entrega y transmisión, mientras que Galván puso voluntad ante un ejemplar exigente, al que llevó a medio altura y con el que logró momentos de conexión con el público. Mató de una estocada y cortó las dos orejas.
Y la última de la temporada acabó con la despedida de tres jóvenes con los que se compartió tendido. Ellos, esta nueva generación, con una afición desmedida y una curiosidad innata, dentro de unos años contarán que, pese a su juventud, un día de San Lucas, pudieron ver despedirse de los ruedos al último matador que dio su ciudad, Juan Carlos García. Todo en una imponente corrida de toros de Victorino Martín en el coso de La Alameda, en el que Curro Díaz pudo a los cárdenos, El Cid fue el de siempre y Galván demostró que ha venido para quedarse.