Carmen Crespo: “La principal arma de defensa de una sociedad es la alimentación”

Trabaja, desde Bruselas, por conseguir que el marco normativo presupuestario, desligue los fondos de cohesión de los recursos encaminados a la PAC. Al margen de la votación del próximo día 16, asegura que su lucha estará en defender los intereses de los olivareros jiennenses y propiciar apertura de mercados

14 jul 2025 / 16:30 H.
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LA ENTREVISTA

El idioma dejó de ser un problema para ella, una mujer acostumbrada a los retos que vive un momento político interesante en el corazón de la institución que defiende los intereses de los ciudadanos europeos. Carmen Crespo Díaz (Adra, Almería, 1966) es consciente de que tiene la sartén por el mango para luchar por el presente y el futuro del sector primario de Andalucía y centra su mirada en reforzar una Política Agraria Común (PAC) en la que no pueden pagar justos por pecadores. Su hoja de ruta es la misma que la que necesitan los olivareros jiennenses.

—¿Cómo se maneja con el idioma en la capital de Bélgica?

—Mejor cada día.

—¿Qué tiene Bruselas que no tenga Andalucía?

—Tiene la oportunidad de trabajar por las políticas europeas que influyen mucho en Andalucía. Si hablamos de la Política Agraria Común, aquí se hace su arquitectura, lo mismo que la pesquera o las de agua, por ejemplo.

—¿Qué balance hace del cambio experimentado en la gestión?

—En Sevilla era una gestión más directa y aprovecho para agradecer al presidente, Juanma Moreno, que me diera la oportunidad de trabajar como consejera, primero de Medio Ambiente y luego de Agricultura. Fue complicado. Tuvimos que pasar vicisitudes como la covid-19, el cambio político que dimos en Andalucía y con dificultades para cumplir objetivos que, ahora, vemos gracias a su magnífica labor en un territorio con muchas necesidades y con mucho retraso.

—Usted dijo que marchaba a Bruselas para impulsar una revolución hídrica en Andalucía. ¿Está marcado el camino?

—En estos momentos ya se ha aprobado una iniciativa en la que he tenido la oportunidad de participar, que por primera vez incluye un informe con las inversiones hídricas con fondos europeos. La comisaria de Medio Ambiente, Jessika Roswall, que lleva Agua, ha tenido contactos con el presidente andaluz y le ha confirmado que su deseo es que haya fondos que permitan hacer inversiones que equilibren el agua en todos los territorios de Europa.

—¿Qué futuro se espera, a partir de 2027, con la Política Agraria Común (PAC)?

—Hemos hecho otra iniciativa, en la que fui la portavoz el lunes pasado, y que adelantamos a los tiempos para decir claramente que queremos una PAC en la que haya dos pilares, los pagos directos y que no vaya mezclada con otros fondos en el marco financiero que se aprobará el día 16. Eso es lo primero que queríamos posicionar. El Parlamento, en su codecisión, lo ha dicho muy claro: quiere que no haya mezclas. Estamos luchando y seguiremos con ella, ocurra lo que ocurra el día 16. El problema es que echamos de menos al Gobierno de España, que es importantísimo para defender esto. No vale con una carta por parte del Ministerio de Agricultura. La lucha tiene que ser más ardua por parte de los Estados miembros por una PAC con un presupuesto único.

—El ministro Luis Planas defiende la autonomía presupuestaria de la PAC...

—Sí, pero no es suficiente. Está bien decirlo o mandar una carta, pero esperamos que nuestro país, que es perceptor, defienda esta premisa con uñas y dientes.

—¿Teme que el campo tenga que pagar los intereses de los fondos Next Generation?

—Sin duda. El proyecto Next Generation sirvió para salir del atolladero de la covid-19, pero no influyó en nuestra agricultura, es decir, no se invirtió en el mecanismo de la economía circular, los purines en biogás, la conversión de los subproductos en energía o en infraestructuras hidráulicas. Yo creo que se ha perdido una oportunidad. Por eso no quiero, y creo que no se debe, que tengan que pagar los intereses del veinte por ciento, que hay que hacerlo en este marco, los agricultores, más cuando esos fondos han tenido una inejecución en nuestro país muy alta.

—¿Cuál es la principal amenaza de la PAC?

—Los fondos, es decir, que veamos mermada su capacidad por pagar los fondos Next Generation. La mayor arma de defensa que tiene una sociedad es la alimentación y, en este sentido, la PAC es fundamental en Europa.

—¿Y para la provincia?

—Lo mismo, porque el olivar es clave y la PAC tiene que apuntalar las zonas rurales. Es de vital importancia para Jaén. De hecho, la normativa que hemos dibujado en el Parlamento Europeo habla de los sectores productivos, del bosque mediterráneo, de los más vulnerables y de reforzar el mundo rural, algo fundamental para la provincia jiennense.

—¿Qué le piden las organizaciones agrarias en este momento?

—Me piden que siga luchando por el hecho de que la PAC vaya de forma correcta en el marco comunitario, tanto en el presente como en el futuro, que sea menos burocrática, más simplificada, que haya más incentivos y menos obligaciones, como los ecoesquemas voluntarios, que haya reciprocidad en los acuerdos comerciales con otros países con cláusulas de salvaguarda, que luchemos contra los aranceles de Estados Unidos y no tener dificultades para vender nuestro aceite como primeros productores del mundo, que defendamos la figura del agricultor activo y pluriactivo y que tengamos en cuenta a los más vulnerables. Clamamos también por un etiquetado europeo y, por supuesto, un apartado importante para las infraestructuras hidráulicas dentro de la PAC.

—¿Usted cree que hay unidad en el sector olivarero?

—Hay muchas diferencias, porque es muy diferente, por ejemplo, el de Italia al de España. Sin embargo, sí tenemos claro que el olivar tiene que modernizarse, diversificarse y ganar capacidad económica, además de actualizar los mecanismos de mercado.

—¿Cómo se puede afrontar el reto del relevo generacional?

—Aquí hemos fracasado en la incorporación de jóvenes, porque no es competitivo el sector, por eso en esta PAC se apuesta por la cesión de tierras, por incorporar figuras innovadoras, además de bajar los impuestos y ayudar a los jóvenes a través del Banco Europeo de Inversiones y de las aseguradoras.

—¿Cómo se puede reducir la carga burocrática a la que se enfrentan los agricultores?

—Fundamentalmente en los ecoesquemas, que han sido muy dificultosos y no estaban adaptados al territorio. Yo siempre digo que, por ejemplo, las cubiertas vegetales eran complicadas en tiempos de sequía, por lo que hay que adaptar el territorio y, después, la burocracia y el control una vez al año. Esto tiene que venir para la PAC y para las organizaciones de agricultores, que tienen muchas dificultades.

—La situación hídrica hace mella en la principal provincia productora del aceite del mundo. ¿Puede haber discriminación positiva en las inversiones europeas?

—Jaén tiene una oportunidad con el agua, porque hay necesidad de trabajar con las aguas regeneradas, con las conducciones, con el embalsamiento... Es importante la ganadería y también la bioeconomía y la economía circular. Jaén tiene una capacidad de tecnología puntera que puede crear un nicho de empleo brutal. Somos también sumidero de CO2 en Europa, por lo que eso se tiene que recompensar.

—¿Existe la leyenda del despilfarro de agua que produce la agricultura en Andalucía?

—Se pierde mucha agua por las redes de consumo urbano, humano y de regadío, por lo que creo que hay que invertir en infraestructuras. Eso sí, hay una falsa creencia sobre el mal uso del agua en Andalucía, cuando somos pioneros, por ejemplo, en el riego por goteo. Lo que hago es quitarles la careta en una visión que nada tiene que con la realidad.

—¿Qué mensaje puede lanzar a los agricultores que sienten intranquilidad con la PAC?

—Que vamos a luchar para que tengan una PAC adecuada a los intereses de los españoles, los andaluces y los jiennenses. El Parlamento sólo tiene un poder de los tres, porque otro lo tiene el Consejo y el tercero nuestro país, y lo que esperamos es que España esté a la altura de las circunstancias. Ocurra lo que ocurra el día 16, lucharemos para que haya oportunidades para nuestros hombres y mujeres.

—¿Se da por ganada la batalla de la calidad?

—El debate está superado. El aceite español tiene un prestigio internacional sin parangón. Ahora la lucha está en los aranceles y los obstáculos al comercio internacional y, en este sentido, estamos explorando otras vías hacia las zonas asiáticas y Estados Unidos.

—¿Cómo se pueden conquistar esos mercados?

—Yo creo que hay posibilidad, aun cuando estamos hablando de culturas con otro tipo de dietas... En el etiquetado creo que puede estar la clave, a través de la calidad y el criterio saludable.

—¿Hay margen de maniobra para apoyar desde Bruselas la explotación del potencial del olivar en energías limpias?

—Yo creo que con la PAC no es suficiente, sino que tiene que haber equilibrio en el campo con las tierras productivas, pero considero que son compatibles.

—¿Qué pasa con el Pacto Verde?

—Todo el mundo quiere luchar contra el cambio climático, pero hemos sido muy férreos en los objetivos y demasiado acelerados sin recursos económicos.

—¿Qué opina de la instalación de plantas fotovoltaicas en medio de los olivares?

—Como he dicho anteriormente, el equilibrio es fundamental, porque hay que preservar las tierras productivas y, a la vez, las energías limpias son necesarias. Hay que organizarlo bien y tenemos capacidad en la comunidad de Andalucía para ello.

—¿Están sostenidos los vaivenes del precio del aceite de oliva?

—Es un producto que fluctúa demasiado en el precio y tenemos que estar preparados para todo lo que nos venga, porque tiene que ser justo para pagar el trabajo de los agricultores.

—Hable del papel de la mujer en el campo andaluz...

—La mujer gana terreno en el campo y en las zonas rurales, porque lo vemos en los proyectos que se presentan a través de las asociaciones de desarrollo rural. Hay cada vez más iniciativas de mujeres, que son protagonistas en el futuro para la nueva revolución agraria.

—¿Cómo se ve Andalucía desde la institución que centraliza las políticas europeas?

—Andalucía está dando saltos de gigante en inversiones, en posibilidades hídricas, en la industria agroalimentaria y en el comercio internacional. El camino es correcto y sostenido en el tiempo, en el que mucho tiene que ver el Gobierno andaluz y los ayuntamientos, y no podemos dejar de trabajar por todos los territorios por igual y, especialmente, en el mundo rural.

—¿Qué visión hay de la política española?

—Muy negativa. La percepción es la de retroceso en el Estado de Derecho en nuestro país, un problema para el presente y el futuro y una amenaza para nuestra democracia. La voz la tienen los ciudadanos y, en este sentido, hay que convocar elecciones.

Jaén