Un militar de izquierdas en tierra de frontera
jiennense en el recuerdo El militar alcalaíno José del Castillo Sáenz de Tejada murió asesinado el 12 de julio de 1936
Quizá sea interesante en el Jaén actual, tan falto de autoestima, poner en valor a paisanos destacados. Con un porvenir ligado, de forma inexorable, a lo que los poderes dejan en el pesebre como migajas para aplacar el hambre, estaría bien saber de gente que dejo la vida por algo tan básico como la Democracia. En nuestra Tierra estamos faltos de espejos donde mirar, pero los hubo y los hay. Hay personas que dejaron su gran impronta en aras de lo que creían mereceríamos las generaciones posteriores. Hay un alcalaíno, tan ilustre como anónimo, que merecería un gran reconocimiento público. No solo llevó a gala siempre sus orígenes en esa Sierra Sur jiennense, también demostró el valor, coraje y determinación de algunas de las gentes de esta tierra de frontera. Se trata de José del Castillo Sáenz de Tejada, de profesión militar.
Para muchos, el detonante último, con su asesinato por un grupo de ultraderechistas, del posterior homicidio de Calvo Sotelo y, con ello, la chispa que dio la excusa a los golpistas para llevar a España a la Guerra Civil. Este militar tuvo bien clara su conciencia política y su respeto a las leyes; a la Democracia y al Pueblo que la sustentaba. Hoy muchos olvidan que la República emanaba del Pueblo, de sus apoyos y de sus votos. Hoy muchos olvidan que la República no es algo de izquierdas, hubo presidentes de derechas y republicanos convencidos. La derecha nunca llevó bien que las urnas dieran mayorías más que las propias. Y siempre alientan fenómenos de iras y revanchismos.
Este ilustre militar sufrió condena por su negativa a cargar con las armas sobre el pueblo, su convicción profunda de no reprimir con balas y golpes a los obreros sublevados en la localidad asturiana de Villaviciosa. A pesar de ser conocedor de la pena a la que se enfrentaba con tal negativa, su plante fue rotundo, no cargó contra los que solo pedían pan, trabajo y condiciones laborales dignas. Cumplió condena y arresto durante un año.
Tras la misma, reingresó en lo que era su trabajo y vocación. Con el triunfo del Frente Popular, en el año 1936, ya en Madrid, su actitud de defensa de los ideales del socialismo se arraiga aun más en su forma de proceder y de pensar. Nuestro admirado paisano fue asesinado por ser de izquierdas, por pensar, por sentirse libre. Su vida se diluyó en Madrid el 12 de julio de 1936, cuando volvía a su casa dando un paseo junto a su esposa. Un grupo de carlistas le descerraja varios tiros. Deleznable forma de actuar para acallar a los discrepantes. Esto desató las iras en la izquierda que, acto seguido, cometió el error garrafal de asesinar a Calvo Sotelo. Lo que vino después ya se sabe, una contienda que duró tres años y cuarenta más; que fracturó toda una sociedad de forma vil e ilegal. No estaría demás reflexionar sobre algunos aspectos de este ilustre paisano nuestro. Se me ocurre que hoy, que a todos parece normal que el Ejército sea conservador y de derechas, sería interesante ver cómo el Ejército está integrado por personas de todas la ideologías y que se debe a su pueblo, a las instituciones democráticamente elegidas. Tampoco estaría de más que la izquierda de Jaén, toda la izquierda, hiciera un gran reconocimiento público a alguien que actuó en todo momento conforme a sus ideales, sin dejarse atenazar por el conservadurismo de la institución militar de entonces. Al menos, demos a la sociedad la impresión por una vez de que hay unanimidad, apoyo y colaboración en algo digno. En estos días donde parte de la izquierda tiene veleidades derechistas, no sería mal asunto reflexionar sobre quien fue y como actuó un paisano nuestro que dio la vida por ser eso, socialista.