Sopa de habicholillas
También conocida como “sopa de judías verdes”, es una sopa que apetece bien calentita durante los meses fríos, ya que las encontramos en el mercado durante todo año cuando provienen de invernaderos. Aunque es recomendable consumirlas de temporada, durante los meses de primavera y verano. Yo procuro comprarlas y congelarlas, eligiendo las más tersas, brillantes, cuyas semillas se noten poco y que al romperlas crujan. Las judías verdes o habicholillas se cultivan desde hace 5.000 años. Se cree que son originarias de México y Perú, aunque algunas fuentes indican su origen en Asia, India y China. Los conquistadores españoles las trajeron a España, desde donde se extendió su consumo al resto de Europa. Son beneficiosas para el sistema inmunológico, el tránsito intestinal, la hipertensión o cálculos renales. Recomendables para quienes padecen gota, artritis o anemia. Las que son anchas y planas se les deben eliminar las fibras laterales antes de cocinarlas. Las francesas, más redondas y estrechas, solo necesitan cortar los extremos.
INGREDIENTES.
• 500 gramos de habicholillas o judías verdes
• 2 tomates maduros
• 1 cabeza de ajos
• agua o caldo de pollo
• 1 huevo
• aceite de oliva virgen extra (AOVE)
• cominos en polvo
• vinagre
• sal
PREPARACIÓN.
Poner una cazuela con agua a hervir. Añadir sal. Mientras hierve, lavar y limpiar las habicholillas, dejándolas escurrir.
Consejo: si las echas en la cazuela cuando el agua esté hirviendo, conservarán un color verde más vivo.
Cocer hasta que estén tiernas. Colar en un escurridor, reservando el caldo.
En la misma cacerola, añadir un buen chorreón de aceite de oliva y freír los ajos pelados y cortados en rodajas, solo un poco dorados. Cuidado que no se quemen. Incorporar las habicholillas y saltear un poco.
Lavar, pelar y trocear en dados los tomates. Añadir y freír unos 4 minutos.
Si lavas bien las judías con anterioridad, puedes añadir el caldo de la cocción calentito. Si es poco, añadir agua o caldo de pollo hasta cubrirlas bien. Hervir 10 minutos. Añadir los cominos en polvo y rectificar de sal, si fuera necesario.
Separar la clara de la yema del huevo. Añadir la clara y esperar a que cuaje. Disolver la yema con un poco de vinagre y echarla a la sopa cuando la hayas retirado del fuego. Obtendrás un bonito color anaranjado.
Con un trocito de pan es una cena perfecta en estas noches de invierno. ¡Buen provecho!