“Guisao” de pollo
La receta de esta semana la he visto cocinarla muchísimas veces a mi abuela junto al calor de la lumbre. En su casa contaba con una olla vieja donde apagaba los carbones más grandes de la chimenea, que guardaba con esmero. Para cocinar, mi abuelo le había habilitado un cubo de lata relleno de yeso, con un hueco abajo para las cenizas y una parrilla encima, donde colocaba los carbones apagados. Éstos se encendían echándoles ascuas encima. Con mucho cuidado, los peques hacíamos aire para avivarlas con un panerillo de esparto. Hoy en día, aún recuerdo lo diferente que sabía la comida, hecha con cariño, paciencia y dedicación. El “guisao”, guiso o guisado es una cocción que permite el reflujo de los vapores durante el proceso de elaboración. Normalmente se utilizaban alimentos disponibles de la región y de la temporada. Admite una gran variedad de ingredientes aunque, si bien es cierto que, con pocos obtenemos platos económicos y muy apetecibles.
INGREDIENTES.
1 pollo, 1 zanahoria, 1 cebolla,
1 tomate bien maduro, 1 cabeza de ajos, sal, pimienta, azafrán en hebra, perejil, unas hojas de laurel, un puñado de almendras, aceite de oliva virgen extra, un vaso de vino blanco, patatas.
PREPARACIÓN.
Quitar la piel al pollo y trocear. Colocar en el fondo de una cacerola (mucho mejor si es de barro) con un buen chorreón de aceite de oliva virgen extra. Lavar y pelar la zanahoria, la cebolla y el tomate. Colocar encima del pollo. Pelar también y echar los dientes de ajo. Regar con el vino blanco. Añadir la sal, la pimienta y el laurel. Poner a fuego medio y cocer durante media hora aproximadamente. Machacar en el mortero el perejil, el azafrán en hebra y las almendras. Incorporar también los ajos, el tomate y la zanahoria para seguir machacando bien. (Puedes usar la batidora si lo ves más cómodo). Verter sobre la carne y dejar hervir unos minutos. Pelar las patatas y cortar en cubos grandes. Añadir a la cacerola y hervir hasta que estén blandas cuando las pinches con un tenedor.
Consejo: Este último paso puedes sustituirlo si fríes unas patatas a tiras o en cubitos pequeños. Se sirven bien calientes encima de cada ración. Ya solo queda echar mano de un buen pan de pueblo para mojar en esta salsa espesa con sabor a almendras. ¡Buen provecho!