Paisajes de olivos que navegan entre el oro líquido de Jaén

Diana Sánchez / Jaén
Cautivado por el aceite de oliva de su tierra, el pintor Ramón Ibáñez impregna sus cuadros de esta materia para crear mares de olivos.  Con una forma muy personal, el jiennense da color y forma a diferentes paisajes. La muestra se expone en La Económica hasta el próximo día 23 de mayo.

    16 may 2009 / 08:04 H.

    El olivo que se aferra al continente africano para dar vida y expandirse es uno de los cuadros se muestran en la exposición de Ramón Ibáñez. Una colección en la que el jiennense plasma sobre el lienzo las imágenes que se inventa. Con una técnica que pretende acercarse a la abstracción, el tema principal es el olivo, aunque también deja seducir a sus pinceles con el mar gaditano. “Mi hijo está en Chiclana y cuando voy a visitarlo guardo espontáneas en mi mente para pintarlas”, afirma el autor, que destaca la obra en la que hace un homenaje al Castillo de Santi Petri o el barco pesquero sobre aguas azulverdosas. Los mismos tonos que emplea para rodear la fortaleza de Santa Catalina entre olas de ramas olivareras.
    La continua experimentación con los materiales es esencial para Ibáñez. En este caso, el aceite de oliva es la sustancia básica de su obra. “Como jiennense que soy me gusta crear con este óleo, que  a diferencia del elaborado con linaza, es más suave”, explica. En cuanto a sus influencias, Ibáñez  dice que aprecia mucho el arte de Van Gogh o el del recién fallecido Pepe Hornos. “Me fijo mucho en su manera de utilizar los colores”. Y es que la paleta del pintor parece una fiesta de colores en los que la limpieza de cada trazado es la protagonista.
    En el juego de las ondulaciones paralelas en dirección horizontal, el autor asegura que su intención es transmitir calma. Una tranquilidad que navega entre un jugoso oro líquido de Jaén.