El agua de María
Alto Guadalquivir con “Sonata para clavicémbalo”, de Doménico Scarlatti
19 oct 2025 / 12:56 H.
VÍDEO
Mañana soleada en el Alto Guadalquivir, territorio calcáreo donde las aguas del modesto Tíscar han esculpido una maravilla: gruta, gran cueva del agua, acomodada como casa madre de María, que adopta el apellido del arroyo en su curso por un barranco. El gran templo natural se lleva todas las palmas, merecidamente, pero no hay catedral que no tenga capilla.
Esta gruta es pequeña y se la conoce como La Cueva de la Virgen de Tíscar en el entorno de la Gran Cueva del Agua. Derrama el cauce del arroyo sobre su entrada casi tapada por la vegetación y plagada de liquen verdísimo en las rocas que dibujan su boca. O, según se mire, el ojo de este Polifemo calizo donde el agua esculpe laberintos, pilones, pozas y cascadas.