Paco, el camionero que susurraba a las nogueras

21 oct 2019 / 22:45 H.

Hace 22 años tuvo un sueño, convertir la tierra de su familia en los Campos de Hernán Pelea en un vergel y se decidió en cuerpo y alma a ello. Francisco Robles Fernández dejaba una vida de camionero, el motor era su pasión desde muy pequeño, por algo que para casi todo el mundo suponía una auténtica locura, sembrar árboles en el desierto lunar de Jaén.

Hay que decir que estas tierras, la mayor altiplanicie de España, ubicadas en el término municipal de Santiago-Pontones, dejaron de ser paraíso para los árboles desde que los barcos de la Armada Real y las traviesas de Renfe los fueron esquilmando desde el siglo XVIII hasta bien entrado el XX. Fue en los años 90, cuando Paco se aprovechó de las subvenciones que concedían para repoblar tierras de labor y se lanzó a la aventura titánica, porque rebuscó simiente del terreno y llevaba agua con una cuba, en miles y miles de viajes, para sacar adelante los árboles plantados. Veintidós años después, “El loco de las Nogueras”, como él mismo se llama entre risas, porque nunca cejó en su empeño y superó todas las adversidades, hoy tiene 50 hectáreas, con más de 7.500 árboles, la mayoría nogueras, que dan unas nueces ecológicas sin parangón en España (la media de altitud de los Campos de Hernán Pelea es de 1.700 metros y medio año se pasa entre nieves). Lo que más llama la atención hoy día, en ese vergel al que acude a diario desde su domicilio familiar en la aldea de La Matea, es que ni el frío ni el viento ni la sequedad del terreno han podido con su perseverancia y con su amor a la naturaleza, pero sí que la Administración andaluza puede acabar con su sueño. Fue la Administración quien le ayudó a plantar los árboles con una subvención anual y es ahora, también la propia Administración autonómica andaluza, quien no hace nada cuando los ciervos, muflones o cabras montesas secan los árboles a los que él les ha puesto tanto empeño. Ha creado la Junta (a través de la Amaya) un coto de caza mayor y de algo tienen que comer y desparasitarse los bichos.