Paz Padilla pisa Jaén para servir risas y mensajes de reflexión y esperanza

La cómica gaditana divierte y emociona con su espectáculo “El humor de mi vida”, en el Teatro Infanta Leonor

18 oct 2025 / 09:29 H.
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El Teatro Infanta Leonor se rindió anoche al humor y a la humanidad de Paz Padilla, que presentó en Jaén su espectáculo El humor de mi vida, una propuesta que navega entre la diversión y la emoción, donde la risa se mezcla con la reflexión y el duelo se transforma en un mensaje lleno de esperanza. No fue un monólogo al uso, que también, sino un relato vital contado con la voz, pero desde el corazón, en el que la artista gaditana volvió a demostrar que el humor puede ser también un acto de valentía. Antes incluso de salir al escenario, el público ya había entrado en su juego. Una voz en off, con su inconfundible acento, pidió apagar los móviles: “Habéis venido a escucharme a mí y no el Despacito”, advirtió entre risas, antes de rematar con un aviso muy en clave de Chusa, su personaje en La que se avecina: “Como escuche un teléfono móvil, os pinsho”. Fue el primer estallido de carcajadas de una noche que prometía complicidad y que, por supuesto, no defraudó.

La artista apareció sobre el escenario con paso firme, vestida de blanco, y con una energía contagiosa. Bastaron unos minutos para que se ganara al público, que respondió desde el principio con risas sinceras y aplausos espontáneos. “A mí me decían la larga. Cuando fui a hacer la comunión, el cura me dijo que las bodas eran por la tarde, no por la mañana”, contó en los primeros minutos del espectáculo. “Y aprendí a andar a los seis meses porque nadie quería cogerme en brazos”, añadió. Entre chiste y chiste, Padilla demostró que lo segundo que mejor sabe hacer es reírse sí misma porque lo primero es meterse al público en el bolsillo. La gaditana hiló anécdotas y reflexiones con el desparpajo que la caracteriza. Habló de su infancia, de su familia, del amor y del paso del tiempo, siempre con la mezcla de ironía y ternura que la hace en una de las humoristas más queridas del país, pero también hubo espacio para la emoción, pues la artista compartió, sin dramatismos, su proceso de duelo tras la pérdida de su marido, y cómo de ese dolor nació la necesidad de transformar la tristeza en aprendizaje.

El humor de mi vida, inspirado en el libro homónimo que escribió tras aquella dura experiencia, es una invitación a mirar la existencia con gratitud. Paz Padilla propone reírse incluso cuando la vida aprieta, porque —como ella misma suele decir— “la risa no borra el dolor, pero ayuda a caminar con él”. El Teatro Infanta Leonor, con unas trescientas localidades ocupadas de las ochocientas que ofrece, acogió una función en la que reinó la cercanía. Los espectadores disfrutaron de una artista que, lejos de los focos televisivos, se muestra auténtica, sensible y profundamente humana, sin artificios.

$!<i>El público aguarda el inicio del espectáculo en las butacas del Teatro Infanta Leonor. / Fran Miranda / Diario JAÉN.</i>
El público aguarda el inicio del espectáculo en las butacas del Teatro Infanta Leonor. / Fran Miranda / Diario JAÉN.
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