Joaquín Marchal, una vida dedicada a la recuperación del imaginero andaluz
El restaurador y escultor marteño ha realizado numerosas restauraciones de imágenes religiosas en Jaén y alrededores

LA ENTREVISTA
Joaquín Marchal Órpez es un restaurador y escultor originario de Martos, especializado en la conservación y restauración de bienes artísticos y escultóricos, tal y como informa Ana Lechuga. Es licenciado en Bellas Artes con especialidad en Escultura y Conservación y Restauración por la Universidad de Sevilla. Marchal ha realizado numerosas restauraciones de imágenes religiosas en la provincia de Jaén y alrededores, caracterizándose por un enfoque riguroso y respetuoso de la integridad original de las piezas. Muy reconocido por sus trabajos, ha dedicado su carrera a recuperar y conservar el importante Patrimonio Artístico Andaluz.
—¿Cómo comenzó su interés por la restauración?
—Por insistencia de mi padre. Yo había acabado la licenciatura y el periodo de docencia del doctorado en escultura y se empeñó en que estudiase restauración. Me alegro mucho de haberle hecho caso, porque me abrió los ojos, me ayudó a entender el arte de otra manera, más científicamente, con más rigor: estudiando las fuentes artísticas, descubriendo los procedimientos y técnicas de los Maestros del pasado y muchos más aspectos que han enriquecido mi vida profesional.
—¿Cuál es su obra restaurada más significativa y por qué?
—Destacaría tres, todas vinculadas y atribuidas a José de Mora y Diego de Mora. Aunque la que más me ha impactado ha sido el San Francisco de la Iglesia de San Pedro Apóstol de Priego de Córdoba, que se puede contemplar en la exposición que se está realizando en la Catedral de Granada, que está dedicada al centenario de la muerte del gran José de Mora. Requiere de una gran maestría en el estudio anatómico, el estudio de los ropajes, y la gran unción que poseen, tanto el Santo, como el pequeño crucifijo que lleva en su mano. Las obras de estos grandes artistas granadinos son realmente impresionantes.
—¿Qué filosofía sigue cuando trabaja en una restauración?
—Principalmente, el máximo respeto al original y a los valores históricos, artísticos y culturales de la imagen, sin obviar su función de culto y devocional propia de una imagen religiosa. Para ello, es necesario una mínima intervención. Todo tratamiento ha de estar justificado en función del deterioro que presente y evitando, siempre, los tratamientos excesivos o innecesarios. Para ello, es necesario el uso de materiales estables, que cumplan su función el mayor tiempo posible y que sean afines al original y reversibles, que puedan ser eliminados con cierta facilidad cuando se deterioren.
—¿Qué le motiva a dedicar tanto esfuerzo a la conservación del patrimonio imaginero?
—Me apasiona el Arte. Cada imagen es un reto y un modo de conocer las técnicas y materiales empleados por los artistas del pasado, observar y paliar las causas de su deterioro. Es muy grato ver cómo, con nuestro trabajo, podemos frenar el deterioro de la imagen y devolverle la “vida”.
—¿Qué técnicas son principales o más usadas en la restauración de esculturas religiosas?
—Previamente a la restauración, se tiene que realizar un profundo estudio técnico, histórico-artístico y científico de la obra que se pretende restaurar. Para ello es necesario un equipo multidisciplinar que va a realizar radiografías, análisis estratigráficos, estudios sobre la historia de la imagen y sobre los procedimientos y técnicas que fueron usadas en el pasado. También es importante la documentación fotográfica. Aunque los métodos de trabajo en cada escultura policromada pueden variar según el estado de conservación de la imagen, básicamente el trabajo consiste en: fijación del conjunto estratigráfico; limpieza de la suciedad superficial; limpieza físico-química, consolidación del soporte; reintegración volumétrica del soporte; estucado de lagunas; desestucado y enrasado; barnizado preliminar; reintegración cromática y por último barnizado final de protección.
—¿Cuáles son sus últimas obras restauradas o en proceso de restauración?
—Las ultimas esculturas han sido las que he tratado y restaurado para la exposición de José de Mora en la Catedral de Granada: estas son San Francisco y San Pascual, ambas de la iglesia de San Pedro Apóstol de Priego de Córdoba. También me gustaría destacar otro trabajo de restauración que realicé el año pasado y que me gusta especialmente, una bellísima Inmaculada Concepción que le es atribuida a Felipe de Ribas.