Emilio Lara desvela la relevancia de sujetos legendarios en la novela histórica

El escritor y profesor de Historia reflexiona sobre el poder del mito y la memoria en la creación literaria

31 oct 2025 / 10:34 H.
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Hay elementos legendarios que, con el paso del tiempo y el buen uso de las herramientas literarias, se convierten en verdades como templos, realidades imaginadas que conforman un relato con capacidad sobrada para atrapar al lector. Jaén tiene su particular leyenda del lagarto como ejemplo por antonomasia y hay escritores en esta tierra que pueden presumir de novelar con la fabulación de aquello que pasa de generación en generación sin alteraciones preocupantes a lo largo de la historia. El jiennense Emilio Lara, despojado de papeles, dejó claro entre las piedras de la Biblioteca Literaria Giennense qué es para él una novela histórica, cómo Jaén está representada en sus obras y por qué los dragones y las brujas aparecen en páginas de libros como auténticos mitos.

Ana Real Duro, consejera de número del Instituto de Estudios Giennenses, fue la encargada de presentar al escritor y profesor de Historia, colaborador también de esta casa, que pronunció la conferencia “Novela histórica y Jaén: elementos legendarios”. No pestañearon ni los tres niños que, en primera fila, siguieron con atención las explicaciones de Emilio Lara, con un recorrido que comenzó con la memoria de su niñez y terminó con la sapienza de su actual juventud. Desnudó ante una sala llena su memoria, la de la lectura, la música, las rodillas rotas... “Nací lector. Hay algo de determinismo biológico ambiental porque propiciaron que amase las humanidades, la historia, la literatura, el arte, los viajes...”, subrayó. Rememoró, cuando salía del médico del consultorio de La Magdalena, cómo su madre lo llevaba hasta el raudal para recordarle que allí vivió el lagarto. “Yo le decía que reventó y ella apostillaba que seguro que por ahí quedaba alguno de sus hijos”, comentó. “Este fue el líquido amniótico en el que me desarrollé”, subrayó. Tras el preámbulo, Emilio Lara habló de la mochila que desarrolla cada persona durante su infancia y adolescencia, con Mario Vargas Llosa como fuente en la que se basó para destacar esas obsesiones particulares a las que recurren los escritores.

Las vivencias, los recuerdos ajenos y la creatividad son las tres patas de la mesa de todo literato, completada con la cuarta: la imaginación. Fue entonces cuando sacó a relucir un repertorio de leyendas, ritos míticos y creencias populares que grandes como Juan Eslava Galán utilizan en sus obras. Emilio Lara ahondó en el concepto de “novela histórica”, esa que establece elementos como el sentido del humor, el carácter aventurero, el paisaje, la vida cotidiana, los diálogos fluidos y la influencia del imaginario, de las leyendas. Acompañado de sus seis libros, desveló la cruzada de los niños en Tiempos de esperanza y contestó a preguntas del respetable con una oratoria que enmarcó con la lectura de unos cuantos párrafos de Venus en el espejo, una delicia y un privilegio para quienes allí estuvieron.

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