Armando Marchal y una historia rural que cruza dos mundos

El autor publica una nueva obra para recordar el pasado

06 ago 2025 / 08:00 H.
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LA ENTREVISTA

Nacido en Valdepeñas de Jaén, Amando Marchal ha dedicado su vida a preservar la memoria y la identidad cultural de su tierra. Tras publicar “Amando nuestras raíces”, continúa su andadura literaria con una nueva obra: “En busca de aquella parva de garbanzos. Una frontera entre dos mundos”. Se trata de una colección de relatos que entrelaza historia, vida rural y memoria personal. Autopublicado y disponible ya en Amazon, el libro refuerza su gran compromiso con la recuperación del pasado y la gratitud hacia los valdepeñeros que lo vivieron.

—¿Cómo nace la idea de escribir el libro “En busca de aquella parva de garbanzos”?

—La idea surge como una continuidad de lo que ya inicié con “Amando nuestras raíces”. Tras la enfermedad que motivó el primer libro y la posterior incorporación a la universidad, sentí la necesidad de seguir por esa misma línea. Es más de lo mismo, en el mejor sentido: una continuación natural de aquella dinámica que inicié en el anterior libro.

—¿Qué representa el título?

—Aunque la temática general sigue siendo la misma —relatos sobre nuestros antecesores y la vida sacrificada en el mundo rural—, el título en concreto está vinculado a una experiencia muy personal. En 1978, durante la parva de garbanzos, nació mi sobrino, el primer nieto de la familia. Fue un momento significativo: él nació en Madrid, en el contexto de una España que empezaba a dejar atrás una etapa gris y que abría la puerta a la democracia. Esa coincidencia marcó para mí una auténtica frontera entre dos mundos, tanto a nivel personal como histórico.

—¿Cómo ha sido el proceso de documentación para los aspectos más históricos?

—Más que un trabajo de documentación al uso, ha sido una combinación de experiencia personal y curiosidad. Aunque no lo viví con la misma intensidad, sí he experimentado parte de ese mundo. Además, siempre he tenido interés por conocer más, lo que me ha llevado a investigar y recabar datos. Pero el eje del libro sigue siendo la experiencia vivida o transmitida directamente.

—¿Hay algún mensaje que quisiera que los lectores se llevaran tras la lectura del libro?

—Son relatos cortos que giran en torno a costumbres, lugares, objetos y vivencias de nuestros padres y abuelos. El mensaje es el mismo que quise transmitir con “Amando nuestras raíces”: gratitud hacia quienes nos precedieron. Creo que no somos conscientes del todo del esfuerzo y el sacrificio que hicieron en el pasado para que nosotros hoy tengamos una vida mejor. Por eso me parece importante dejarlo por escrito, especialmente para las generaciones más jóvenes que no lo vivieron directamente. Es una forma de hacer memoria y justicia.

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