Antonio González Pulido, bailaor: “Hay que regularizar a este sector”

El andujareño preside la Unión Flamenca desde el año 2021

05 jun 2025 / 08:00 H.
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LA ENTREVISTA

El bailaor de Andújar Antonio González es desde 2021 el presidente de Unión Flamenca. Se inició en el mundo artístico actuando en distintos espectáculos y tablaos, también de la capital nazarí . Su gran debut vino en el año 2000 de la mano de la Bienal de Flamenco de Sevilla, junto a la Compañía de Antonio “El Pipa”, formando también parte después del Ballet Nacional de España y Ballet Flamenco de Andalucía. Según él, el flamenco es un arte de inspiración jonda, una necesidad del alma, un quejío a la propia vida, informa José Joaquín Amador.

—¿Qué fue lo que despertó en usted la vocación por el baile flamenco en sus primeros años?

—Todo ha sido muy vocacional desde siempre. Empecé en una academia de Andújar y es verdad que mi profesora le informó a mi madre que había algo especial en mí. Lo que quería hacer era bailar. Me fui a Córdoba, hice las pruebas de acceso, probamos y lo compatibilicé con todo lo demás. Le debo este empujón a mi madre. Lo que quería era bailar y mi sensación era de que encajaba perfectamente en esto.

—Ha tenido la oportunidad de formarse con figuras muy reconocidas del flamenco. ¿Cuál de esos encuentros considera que marcó un antes y un después?

—Mil llegada al Centro Andaluz de Danza de la Consejería de Cultura de la Junta al que llegué con 17 años me marcó. Ver allí a Ana Bueno, a Antonio Gades, me impresionó. Todos los maestros que pasaron por aquella época. Mi conocimiento era muy básico y me seleccionaron en una audición. Descubrí a muchos maestros que me impactaron. Yo venía de algo muy elemental y es en la escuela donde finalmente me profesionalizo.

—¿Cómo recuerda su paso por el Ballet Flamenco de Andalucía bajo la dirección de José Antonio Ruiz?

—Lo recuerdo como una de las etapas más bonitas porque ahí fue cuando conseguí mi primer contrato de trabajo. Tendría en realidad unos 20 años y era muy joven mientras trabajaba para la consejería de cultura. Fue una época maravillosa del ballet dorado en Andalucía. Viajamos muchísimo y fueron unos años increíbles.

—Participó en espectáculos tan emblemáticos como Latido Flamenco, Bodas de Sangre o el Perro Andaluz. ¿Cuál de ellos guarda un lugar especial en su memoria y por qué?

—Todos los espectáculos que he realizado tienen una parcelita en mi corazón pero en Bodas de Sangre tuve la suerte de trabajar con Antonio Gades. Fue para el teatro del Generalife de Granada y la Alhambra. Fue la última producción de este hombre y a los pocos meses falleció. Tuve la suerte de poder escucharlo y de ver sus referencias en los montajes por su disciplina y exigencia. Cómo había que entrar y salir de escena me marcó mucho.

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