Javier de Pecos, Premio Especial Mar de Olivos: “En Jaén noto mucho más el cariño que nos tenían y que me tienen ahora”
LA ENTREVISTA
No es la primera vez que pisa suelo jiennense y, por supuesto, tampoco será la última. Disfruta cuando respira el aire fresco que regalan los olivos y, paradojas de la vida, este viernes recibirá un premio de los que no se ganan vendiendo discos, pero sí sembrando el camino que conduce hacia el éxito. Francisco Javier Herrero Pozo (Madrid, 1960), más conocido como Javier de Pecos, se convertirá en uno de los mejores embajadores del aceite de oliva en la Gala Jiennenses del Año 2023. Tiene a sus clubes de fans totalmente revolucionados en las redes sociales, formados por público de hasta tres generaciones.
—Tal y como están los precios, que le regalen su peso en aceite de oliva tiene que ser por algo. ¿No cree?
—La verdad es que en lugar de aceite se debe llamar oro, de hecho se denomina así. Algo muy bueno he tenido que hacer.
—¿Qué supone para usted el premio “Mar de Olivos”?
—Una alegría tremenda, un reconocimiento a todos estos años que llevo en la profesión y en la que, desgraciada o afortunadamente, nadie regala nada, de tal forma que uno ha tenido que ir luchando a lo largo de todo este tiempo para construir un porvenir y una carrera que empezó como un hobby. Esa es la verdad.
—¿Es habitual el consumo de aceite de oliva en su casa?
—Sí, además lo desayuno siempre con pan y un café y, luego, para las comidas.
—Son muchos los conciertos vividos en esta provincia. ¿Qué conoce de Jaén?
—Suelo presumir de conocer a su gente, que me parece muy cariñosa y que cada vez que he ido me ha acogido como si estuviera en mi tierra. Conozco los olivos y tengo familia que ha nacido y vivido en Torres. Me gusta mucho la provincia de Jaén.
—¿Cómo recuerda al público jiennense?
—No hemos dejado de ir y, afortunadamente, siempre nos han acogido muy bien en toda España, pero en Jaén noto mucho más el cariño que nos tenían y que me tienen en este momento. Es una gozada cuando hago un concierto, veo las caritas de toda esa gente, cuando escucha las canciones que de una forma u otra han marcado parte de su vida, cómo se transportan a otra época, a la adolescencia o a la juventud.
—¿Qué espera de los jiennenses el próximo viernes?
—Espero y deseo, sé seguro que será así, recibir mucho cariño, y desde aquí quiero darles las gracias por todo lo que me han querido durante todos estos años. Muy pronto voy a estar cantando en Martos, estoy deseando y contando los meses, será el próximo 3 de agosto.
—¿Qué queda de aquel rubio que rompió moldes en los años ochenta del siglo pasado?
—De rubio no tengo nada, el pelo se ha convertido en blanco, pero al menos tengo. Queda mucha ilusión por continuar en esta profesión tan bonita y tan dura a la vez, que es la mía. Elegí, pedí permiso para entrar, me acogieron y, desde entonces, ya va para más de cuarenta años y creo que tengo la voz mejor que nunca, todavía se me puede ver arriba en un escenario y quiero demostrar en cada concierto la experiencia que va adquiriendo uno en estos años. Me queda la ilusión y las ganas de continuar.
—¿Qué fue del moreno, su hermano Pedro José?
—Él está haciendo sus cosas, decidió en un momento tomarse un tiempo, que se ha alargado demasiado, pero no para de hacer sus composiciones. Estaba cansado, quería renovarse y vivir la vida de otra manera, porque cuando te metes dentro de una gira, la verdad es que la responsabilidad a veces te supera, te desgasta y te impide vivir otra serie de experiencias, porque tienes que estar muy concentrado, al menos así es la forma de ver nuestra profesión.
—¿Es más difícil el mundo del artisteo ahora que antes?
—No sé si, de una forma o de otra, nosotros naciéramos en esta época profesionalmente... Claro, es que es totalmente diferente. Antes existía la industria del disco, lo sacabas, había muchas emisoras de radio y la Prensa que lo convertían todo en éxito y se culminaba con la televisión y, hoy en día, ya no sé por dónde se tienen que escuchar las canciones. No sé si es más difícil ahora o antes, no lo sé, hay mucho más de todo, evidentemente internet y las redes pueden dar un espaldarazo en un momento dado, pero también se diluye todo más. Antes sacabas una canción y estaba medio año sonando, ahora estrenas un single y a la semana siguiente tienes que sacar otro, todo van deprisa y es tan complicado que no te deja saborear la carrera de un artista. Para mí es más complicado. Yo, que estoy acostumbrado a ir a locales de ensayo y que escucho grupos nuevos y que son una maravilla, veo que ahora es todo más difícil. Mis conciertos son de dos horas cantando canciones que las conoce la gente, ahora no sé si hay tanto repertorio para los artistas.
—¿Qué es para usted la música?
—La música es mi vida, me lo ha dado absolutamente todo. Yo empecé muy jovencillo en la música, con tan sólo 17 años, y hoy tengo 63, por lo que imagínese lo que he podido vivir. Me ha dado amigos, a mi mujer, mi medio de subsistencia y la oportunidad de dedicarme a mi pasión.
—¿Cómo lleva la fama?
—Uno está acostumbrado. Empecé muy joven, ya digo que con 17 años, al principio no entendía por qué me pedían autógrafos y me agasajaban por la calle, pero luego lo vas interiorizando todo y haciendo normal. Ya son cuarenta y seis años o cuarenta y siete los que llevo en esto. Ahora te vienen con más sosiego, de otra manera, pero es muy bonito.
—En sus conciertos hay público de todas las edades. ¿Qué supone para usted?
—Sí, puedo presumir de que me encuentro hasta tres generaciones viendo el concierto y, lo más importante, sabiéndose las canciones y cantando conmigo. Es precioso. Supone para mí una satisfacción enorme, es increíble.
—¿Cómo es Javier, de Pecos, en las distancias cortas?
—Qué voy a decir de mí, el mejor del mundo. Soy amigo de mis amigos, aunque suene a tópico, como el grupo jiennense Apache, que empezamos juntos en la profesión y seguimos siendo muy amigos. Soy cercano y sé distinguir cuando me subo a un escenario, que sí me gusta ser la atención del mundo, pero cuando bajo soy un tipo normal, que le interesa mucho charlar y saber qué es lo que piensa la gente de la vida, no de mí, para seguir aprendiendo y tomando notas para poder seguir escribiendo canciones.