¿Qué pasa con la prostitución en los tiempos de pandemia?

Proyecto Candela presta apoyo psicológico a mujeres durante el confinamiento

11 abr 2020 / 12:15 H.

Las siempre olvidadas. “Se necesitan medidas de apoyo para las mujeres prostituidas ante la crítica situación que viven por el Covid-19 y la falta de medidas de protección frente al virus, así como una tensa situación socio-económica que en algunos casos las obliga a continuar prostituyéndose". Así describía y demandaba apoyo la organización de Médicos del Mundo ante la situación de uno de los colectivos más vulnerables ante la pandemia, pero del que casi no se ha hablado.

Y no precisamente por escaso, pues la prostitución se ejerce en cada territorio de España, también en Jaén. Uno de los organismos que mejor conoce la coyuntura de estas mujeres en la provincia es Cáritas Diocesana de Jaén, a través del Proyecto Candela, cuyo objetivo es realizar un acompañamiento a las mujeres que se dedican a la prostitución y quieren salir o están en proceso de abandono de la misma. Durante estas semanas han tenido que adaptarse y optar por el teletrabajo, por lo que hablan con las mujeres diariamente por teléfono.

Según una de las técnicas del proyecto, María del Carmen Reverte, “los clubs están todos cerrados y en estos momentos no se ejerce”. Una vez que se decide echar el cerrojo, a ellas se les dio la opción de marcharse con familiares y conocidos o quedarse en los clubs, pero confinadas, opción por la que apostaron muchas de ellas. De hecho, hay entre cuatro o cinco chicas por club en diferentes lugares de la provincia, en los que ellas mismas limpian y desinfectan e intentan salir al exterior lo menos posible. La parte positiva en Jaén es que los establecimientos que se dedican a este tipo de actividad, tan cuestionada, cerraron rápidamente por lo que las mujeres no estuvieron tan expuestas como en otras zonas. “La decisión inmediata de no seguir abiertos es la que ha facilitado que no haya ningún caso en la provincia, al menos entre las mujeres con las que trabajamos”, comenta Reverte. Por otro lado, pueden confirmar que sí hay mujeres en pisos que ejercen, aunque no tienen muchos más detalles.

Ellas, al estrés propio del confinamiento se le suman dos problemas, la falta de información sobre cómo actuar ante el virus, pero especialmente el económico, pues algunas necesitan de ese dinero para poder comer en su día a día, para lo que desde Cáritas se las ha derivado a las parroquias con el fin de que puedan alimentarse estas semanas. Otras están más preocupadas porque necesitan enviar dinero a sus familiares o pagar la deuda que les devolvería su libertad. “Lo que hacemos estos días principalmente es acompañamiento psicológico y apoyo moral”, asegura esta profesional. Una ayuda que parece más necesaria que nunca en un momento en el que ellas han dejad de existir.