Jaén, más “vaciada que nunca”

Calles totalmente desiertas en la capital en un Jueves Santo insólito y triste

10 abr 2020 / 11:07 H.

Escenario irreal. Si Joaquín Sabina volviera a escribir su conocida canción “Calle Melancolía”, bien podría inspirarse en la actual situación en la que se encuentra la ciudad de Jaén y es que “ya el campo estará verde, debe ser primavera”, pero se hace imposible comprobarlo en un año cuanto menos, atípico para todos. Si el calendario hace semanas que parece estar paralizado, el confinamiento duele especialmente estos días a los cofrades, pero también a toda una ciudadanía que se toma un respiro durante la Semana Santa, que se echa a las calles para disfrutar de una Catedral más radiante que nunca, que este año estrenaría un Roldán y Marín renovado y que, como cada vez que las calles se llenan de incienso, Jaén volvería a ser esa bella ciudad de luz.

La estampa es bien diferente, hasta el cielo está triste y llora, aunque esto era algo que ya predecían las famosas cabañuelas en el mes de agosto. Pasear por el centro de la capital es hacerlo por una escena de película, de esas futuristas que solo son para la pantalla. Apenas hay tránsito, sí, zonas como La Carrera o la plaza de la Constitución están desiertas un Jueves Santo.

Las pocas personas que se desplazan lo hacen sin demora y acompañadas de una barra de pan, un ejemplar de periódico, el perro, aliado imprescindibles o alguna bolsa de la compra, pero nada de mantillas, tambores ni tapas al mediodía con familiares y amigos en los ajetreados bares de la ciudad. Sus rostros muestran el de toda una sociedad, con gesto triste, preocupado y de cansancio, de anhelo de aquellos días en los que el sol, las plazas y los abrazos no eran un lujo nadie se debería permitir por el bien de todos. Cuesta creer que no estén preparadas las tribunas, que el Abuelo no vaya a lucirse por los rincones de su hogar y que los únicos detalles sean los escudos y mantones que ondean tímidamente en algunos balcones. Ni que decir tiene que observar la cartelería que anunciaba la Semana Santa de Pasión en Jaén para 2020 parece una broma de mal gusto. Durante el camino, el silencio se apera a ratos de las calles, interrumpido por escasos coches que buscan la Avenida de Madrid, más solitaria que nunca. También lo rompe la música que se escucha desde alguna ventana, en ocasiones marchas de Semana Santa, el resto, esperan su cita de las ocho con los vecinos, para rendir homenaje a los que se la juegan cada día, la única que tendrán esta Semana Santa.

Solo queda la paciencia, esperar el momento en el que Jaén regrese a la tan ansiada normalidad, esa que era tan bonita y que la mayoría ignoraban, mientras tanto, habrá que hacer un esfuerzo e inspirarse en lo que hacía el ubetense Sabina, “buscar acaso un encuentro, Que nos ilumine el día”, aunque a veces cueste.