Eso tan bonito llamado vida

El año pasado unas 200 personas pidieron ayuda en Proyecto Hombre

03 mar 2019 / 11:14 H.

Qué bonita la vida, que da todo de golpe y luego te lo quita”. La jornada comienza cuando apenas ha pasado media hora de las siete de la mañana, arranca con labores cotidianas como hacerse la cama, y a sabiendas de que la llegada del sol anuncia una nueva oportunidad para demostrarse a sí mismo que hay cadenas que se pueden romper. Con el paso de las horas llega el momento de las primeras terapias, a veces en grupo y otras de forma individual. En ocasiones algo más sencillas, otras tantas son todo un desafío que hace ahondar en lo más profundo del alma. Para otros, el día a día es distinto, amanecen en casa, van y vienen del trabajo y cuando llega la hora, acuden puntuales a su cita en la que se les ayuda a perseguir un objetivo claro, ser libres y dueños de sus vidas. Todos ellos coinciden en algo, un día decidieron traspasar las puertas de una gran casa, la de Proyecto Hombre en Jaén, el lugar donde se puede aprender lo bonita que es la vida.

Alrededor de unos doscientos llamaron a la puerta del centro el pasado año, todos ellos con la desesperación que conlleva tener una adicción pero con la ilusión de saber que todo túnel lleva a una salida, y allí, los reciben diecisiete profesionales de varias materias. Una vez que han dado el primer paso, comienza lo que estos profesionales llaman el protocolo. “Lo primero que hacemos es dar una cita para hacer el diagnóstico y detectar la severidad de consumo, así como conocer la situación laboral y personal para poder elegir el tratamiento que mejor se le adapte al usuario y cuándo se incorpora a su terapia”, relata el director del centro, Pedro Pedrero. Tras ello, estas personas podrán disgregarse en tres itinerarios diferentes: aquellas que tienen un nivel de consumo muy alto y, por tanto, entran en un proceso residencial, una segunda opción, que corresponde a aquellas personas que, aunque consumen y son adictos, tienen una red social adecuada y entran en tratamiento ambulatorio que se adaptan y van y vienen a casa, y una tercera opción, que no se asocia tanto a un tratamiento sino que es de prevención indicada. “Son jóvenes que están empezando a consumir o es cuestión de tiempo que aparezca y se hace un acompañamiento a los chicos y las familias”, asegura el director. Asimismo, en los últimos meses, ha aparecido un nuevo perfil que es el de “los consumos de tecnologías pero no como una adicción aislada, sino que son jóvenes que consumen alguna sustancia y aparece la de las tecnologías”. De todos aquellos, que no con poco esfuerzo, deciden ingresar en alguno de los tratamientos, el porcentaje de éxito, según los estudios que maneja Proyecto Hombre, es de entre el 80 y el 85 por ciento de los que terminan todo el proceso, aunque solo la mitad de los que empiezan finalizan el tratamiento. Otro dato revelador es que muchos de los que no terminan vuelven al centro incluso en varias ocasiones y siempre son recibidos de la misma forma, “con las puertas abiertas”. Uno de los mejores momentos es cuando aquellos que forman parte de la inmensa familia de Proyecto Hombre reciben el “alta”. Este mismo mes, serán seis personas, y lo celebrarán en la universidad con una gran fiesta.

En el centro hay actualmente 42 personas internas de varios lugares de la provincia e incluso cuentan con algunos casos de fuera de Jaén. La mayoría se encuentran dentro del primer perfil, según cuenta el director, eso sí, dispuestos a luchar, porque tal y como afirma Pedrero: “Durante mucho tiempo se creyó que los adictos eran enfermos y yo no creo que lo sean, son personas que tiene un determinado problema”. Por tanto, son ciudadanos con quizás mala suerte, con vidas complicadas, pero simplemente personas que tienen un problema y están dispuestas a solucionarlo y hacer la vida “bonita”. Dentro de todos los perfiles, existe un elemento excepcional, el de la mujer. “Se trata de la gran asignatura pendiente en la sociedad, el acceso de la mujer a los tratamientos. Aún no es lo mismo ser una mujer adicta que un hombre, ellas tiene un mayor estigma social y el apoyo que reciben las mujeres es prácticamente nulo”. Otro dato importante es el del consumo de alcohol. “Se trata de la sustancia más consumida, muy por encima del resto de sustancias, por lo que se ha convertido en un problema público muy serio”, asegura el director. En el otro lado de la moneda, están los profesionales, los que cada día se levantan con un propósito claro, ayudar a que la vida de aquellos que tienen una adicción cambie, sea mejor y libre de estigmas. Ellos lo tienen claro, seguirán abriendo las puertas de Proyecto Hombre cada amanecer, apoyarán la lucha de esos hombres y mujeres dispuestos a romper sus barreras y siempre bajo su lema: “No hay casos cerrados, existen recaídas, situaciones difíciles, pero también la gran esperanza de coger las riendas de la vida”, porque esta, puede ser muy bonita.